viernes, mayo 25, 2007

CÓMIC: RONIN (ABSOLUTE)

Cuanto tiempo hacía que no se hablaba íntegramente de cómics en este blog... La verdad es que últimamente he estado "embebío" con tanto cine que se ha estrenado y que se avecina, aunque es verdad que también "mis ayudantes" podrían haberme echado una mano, ¿no es así? Ejeeemm... (¡toque de atención para vosotros, chavales!). Aún así, por supuesto que he seguido enganchado a los tebeos, de hecho, no puedo dejar de recomendar nuevas adquisiciones como las TMNT, el Spider-man de McFarlane, Kingdom Come y Watch Men (estos dos últimos también en Absolute como la obra del review que nos ocupa). A ver si saco tiempo de hablar de todas ellas, pero ahora me centraré en Ronin de Frank Miller.




Es casi imposible no saber quien es Frank Miller hoy en día, hasta a los más profanos en cómics les suena el nombre cuando lo oyen, y si no está el listillo que como ha visto Sin City y 300, cree comprender al autor y su obra; cuando el tío ya lleva varios años metido de alguna manera en esto del mundillo del cine, como en las secuelas de Robocop donde ejerce de guionista (la segunda de la franquícia no puede ser más milleriana, sobretodo el principio, con esa ciudad post-apocalíptica decadente que ya nos decribió muy bien en El regreso del Señor de la noche), o para ser más reciente en Batman Begins, donde hay buena parte de material sacado íntegramente de su obra Batman Año Uno (¡la escena de la bota y los murciélagos es calcada!). Pero Miller es más que todo éso, ya que probablemente se trate del autor más influyente, arriesgado y original de las últimas dos décadas en el mundo del cómic, además de ser uno de los más grandes de la historia, por mucho que haya mucho friki suelto que diga que se ha vuelto mayor y chocho y que ha perdido el "toque". Bueno, pues este cómic que escribió en los 80 ya era prueba de su genialidad y se ha convertido en una de esas obras maestras del noveno arte que nadie debería dejar de leer.



En Ronin, Frank Miller cuenta la historia de un samurai del siglo XIII que pierde a su amo de la mano del demonio Agat, y que para vencerlo, quedan ambos encerrados en una lucha eterna hasta que en pleno siglo XXI son liberados. Al romperse el maleficio, el ronin se reencarna tomando el cuerpo de un paralítico con ciertas aptitudes psicokinéticas al que hacían pruebas en una mega fortaleza custodiada por un ente cibernético inteligente. Mientras tanto, el demonio Agat piensa eliminar su resucitado enemigo y hacerse con el control de esta fortaleza para asolar y esclavizar a la humanidad, que ya está en pleno declive, con una diferencia muy grande entre los ricos y los pobres, tanto en número como nivel de vida. Pero el ronin escapa perdiéndose en una ciudad que no es la suya, en un tiempo que no es el suyo y con una cultura totalmente distinta a la que estaba acostumbrado en vida. Para encontrarle, a una agente de seguridad de la frotaleza se le encomienda la misión de salir a buscarlo vivo, aunque ella tenga otros planes después de que el antiguo samurai acabase con la vida de algunos de sus hombres. Pero nada, absolutamente nada es lo que parece. Si bien la historia va desarrollándose lentamente, el autor va soltando datos poco a poco que van haciendo avanzar el rumbo de la historia, si bien no lo cambia por completo cuando llega el momento.





En Ronin, veremos a un Miller ya experto en el dibujo, que parece torpe y simple pero siempre desgarrado y detallista, y la narración (que incluso seguirá evolucionando con los años), que aunque bebe del cine, también coge lo mejor de mangas como El Lobo solitario y su cachorro (del que hace un homenaje a sus autores Koike y Kojima poniéndoles sus nombres a unos personajes), lo mejor del cómic americano (sobretodo de su adorado Will Eisner, el padre del cómic estadounidense) e incluso influencias artísticas muy claras de una de las leyendas de la Bande Dessiné europea, Moebius. Planos a cámara lenta, planos subjetivos, defección del decorado, profundidad de campo con un fuera de foco ficticio, ... Ronin tiene esto y mucho más, siempre reinventando el lenguaje narrativo del cómic y no yéndose a un simple storyboard cinematográfico como se hace en la gran mayoría de los comicbooks hoy en día. Está bien que el cómic y el cine se contaminen, y nos traigan grandes obras como este Ronin o Blacksad al primer grupo y Hulk o Spider-man, por citar algunas de superhéroes, al segundo; pero si se confunden los lenguajes característicos de ambos, se pierde la esencia que es propia de su medio. Y eso Miller lo sabe muy bien, cambiando el estilo de narración según la escena e incluso la obra. No tiene nada que ver Ronin, con Sin City, con Dark Knight 2 o con 300 (con la que incluso cambia el formato tradicional).

Así que ya sabéis, al que le guste mínimamente el noveno arte y esté buscando una obra maestra del género, que le eche un buen vistazo a Ronin (y, bueno, a toda la obra de Frank Miller también estaría bien...), aprovechando que ahora viene a España con una presentación de lujo. Y si no te gustan los cómics, léetelo igualmente que tienes que culturizarte.

¡Ah! Casi se me olvida. Al igual que con casi todos los cómics de Miller, ya se ha confirmado una adaptación de Ronin a la gran pantalla de la mano de la Warner y supestamente será dirigida por Sylvain White (Stomp the Yard o Sé lo que hicisteis el último verano 3...). Por favor, que este director tenga algún talento oculto, que Ronin es demasiado compleja como para acabar en el mercado de directo a video...

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