sábado, enero 19, 2008

REVIEW: ALIENS VS. PREDATOR REQUIEM


Desde PasionPulp llevábamos mucho, pero que mucho tiempo esperando el regreso de dos de las criaturas más icónicas de todos los tiempos para ver de nuevo cuál se quedaba con más cicatrices. ¿Habrá valido la pena?

Antes de hablar de la nueva Aliens vs. Predator Réquiem quería recordar como fue mi experiencia con el film que la precedió. Y es que como ya he dicho más de una vez por aquí, disfruté bastante de la película propuesta por Paul W. Anderson. Podría no resultar tan buena en cuanto argumento o en cuanto a personajes, e incluso en cuanto atmósfera; pero AVP era una película divertida que se sostenía por sí sola, además de hacer realidad varios sueños húmedos de los fans de las franquicias expandiendo aún más la mitología de estos monstruos. La ambientación en una especie de versión oscura de los templos de Indiana Jones (¡y además tenía sentido que se movieran las paredes y hubiera trampas!) y los impactantes sets de acción en ningún momento se cargaban el misticismo y respeto que se merecen estas criaturas. Muchos de los fans se quejaban en que los Predators eran demasiado anchos y fuertes con una armadura parecida a un jugador de fútbol americano en oposición al acrobático cazador de la primera, así como se quejaban de que el ciclo de crecimiento de los Aliens era súper acelerado comparado con los otros films de la saga. Pero personalmente, aunque hubiera estado muy bien respetar algo más esas reglas, al final no son más que detalles que no pueden hacer que la película no sea disfrutable por lo que ofrece.



Por supuesto, la Fox ganó dinero más que suficiente gracias a AVP, pero como se dio cuenta de que realmente eran los fans los que sostenían este tipo de películas y éstos no hacían más que echar pestes sobre la versión de Anderson, decidieron tomar otro camino para seguir sacando dinero dejando contentos a los seguidores de toda la vida. Y así llegaron los Strause, unos hermanos dedicados desde hace unos años a la creación de videoclips y efectos visuales de películas como 300 con su empresa llamada Hydraulix. La Fox lo tenía más fácil de esta manera, ya que pagando a unos novatos como los Strause la mitad que a un director con experiencia en el género como Paul W. Anderson, sabían que si la cosa iba mal no perderían mucho dinero. Además estaba la ventaja de que los propios hermanos se ocuparían con su empresa de los efectos especiales. ¿Pero y los fans? ¿Qué se les prometió? Pues los Strause comenzaron con un más que prometedor red band trailer que salpicaba sangre en cada uno de sus planos; y los admiradores como un servidor quedamos encantados. Otro detalle a tener en cuenta era la inclusión por vez primera de la criatura que ya rondaba en cómics y videojuegos pero que tenía que dar el salto a la pantalla grande, un ser que significaba la unión explícita e implícita orgánicamente de los Aliens y de los Predators: el Predalien. Los directores comenzaron hará unos meses una gira de entrevistas, vídeos y demás declaraciones en las que hablaban de romper con lo que empezó Anderson para así arreglar el mal, además de volver a las raíces, sobretodo basándose en las películas de Cameron y McTiernan. Y los fans contentos.




Ahora llega la hora de la verdad y la película está en los cines. Nada más apagarse las luces, el corazón se acelera al oír los sonidos clásicos de la visión termal de los Predators, y la música (mucho más épica que la anterior entrega) acompañan los prometedores y excitantes primeros minutos. Porque el principio está lleno de grandes promesas: Predalien causando destrozos en una nave de los Predators, la nave se estrella contra la tierra y escapan unos Abrazacaras, con lo que los humanos ya estamos condenados, por lo que un Predator “limpiador” se dedica a cazar a los bichejos en un pueblo de los Estados Unidos con bosque a modo de selva incluido. Podría seguir contando uno a uno los detalles que tiene la película, con buenas ideas por un lado y homenajeadas por otro, pero el gran problema es que las promesas nunca llegan a desembocar en nada satisfactorio. Cada parte buena de película que estaba en el papel se queda en anecdótico, causando una sensación de coitus interruptus en el espectador que desea ver más; y eso si lo que piensa no es que tiene aspecto barato de tv movie.


Los personajes humanos con sus historias adolescentes en plan slasher son demasiado abundantes, y resultan aún más estúpidas que los de la primera parte, quitando un tiempo valiosísimo a la escasa duración del film que no pasa de la hora y media. Nos colocan al comienzo del film a un ex-convicto buena gente llamado Dallas (en claro homenaje al capitán de la Nostromo) y a su hermano que trabaja como repartidor de pizzas mientras ve como la chica que le gusta está saliendo con el típico capullo de instituto. También nos presentan a una soldado que llega de la guerra de Irak (o por lo menos eso parece) con claras reminiscencias a Ripley, que vuelve con su marido y su hija que la necesitará más que nunca, en una clara referencia a lo que aparece en Aliens con la niña Newt. Bien, pues todo esto sobra completamente, ya que por mucho que nos introducen una buena cantidad de historias paralelas entre los personajes, en ningún momento va a haber un desarrollo real, y nuevamente quedará en anecdótico, causando que absolutamente ninguno de los personajes cale hondo en el espectador. Son carnaza.






“Pero bueno, hemos venido a ver bichos, lo demás nos da igual”, pensarán algunos. Pues bien, he de decir que hay momentos que son bastante buenos, y gracias a dios, el Predator llamado Wolf (por lo de el Sr. Lobo de Pulp Fiction) es realmente el mejor personaje de la película. Pero pese a que hay pequeñas pizquitas que te hacen sonreír ampliamente sentado en la butaca, la mayoría de las veces resulta increíblemente insatisfactorio, ya que la realización tipo videoclip de los Strause sumado a una fotografía demasiado oscura hace que en las secuencias que serían más impactantes el público se quede con un palmo de narices, ya que es casi imposible discernir que colijindringuis está pasando. Es más, el bellísimo diseño de la Amalgamated Dynamics Inc. se queda en una basta silueta siempre envuelta por las sombras, de manera que si no lo habéis visto antes en fotos, no vais a saber ni como es. Y eso que expande más ciertos aspectos sobre el modo de reproducción de los alienígenas, que tiene su cenit en una macabra escena en la zona de partos del hospital, además de que se nos va descubriendo cuál es el papel del Predalien en la colonia… Pero es que en ningún momento la disfrutable posible idea está a la altura de lo que se ve en el film. Al contrario que en la película de Cameron, Jeunet e incluso la de Anderson, donde se veían claramente a las criaturas en los momentos clave y provocaban esa sensación de quedarte sin respiración, en AVP-R da la sensación de estar viendo un conjunto de imágenes sin sentido, lo que hace pensar que han usado planos muy cortos y de poca duración para que no se viera que los monstruos parecen de goma. Entiendo que la Fox haya sido un poco cutre en este sentido por no querer poner más dinero en la película y encima forzar a los directores a hacerlo en un tiempo escasísimo, pero es que las decisiones artísticas y técnicas tomadas por los Strause a la hora de dirigir son totalmente de amateur.

Y la película tiene ciertos subtemas implícitos que resultan más que interesantes, como la diferencia entre el ecologista Predator que no quiere que se dañe el entorno por culpa de que se les ha escapado los Aliens y los humanos que tenemos una manera de solucionar las cosas más “inhumana”, por decirlo de alguna manera. O el puente que hace esta película entre la segunda parte de Depredador y la primera de Alien. Son ideas que sólo el más fiel seguidor será capaz de comprender, por lo que realmente no hacen que la película sea mejor.

Así, cualquiera menos ambicioso podría defender que AVP-R es una película decente de palomitas, pero la cosa es que aparte de defraudar a aquellos que esperaban ver algo nuevo, es imposible que la corta duración de lo poco bueno que tiene la película sea satisfactorio. Quizás el problema esté más en la forma que en el contenido, y el tiempo total de la película juega en su contra, ya que aún así hay ciertas partes que pueden dejar un buen sabor de boca. Pero cuando se acaba, uno sale de la sala abatido, decepcionado porque en un primer momento parece que la película no te ha dejado ningún sabor de boca, por mucho que hayan puesto un final “sorprendente” que puede dar lugar a una tercera. Espero que si se da la suerte de que pueda llegar a hacerse, la Fox haya aprendido mucho de sus errores.



Así. que inaugurando el nuevo Pulpímetro, le doy un aprovado bastante "raspao" gracias a las pequeñas cosillas que me han hecho disfrutar, como el Predalien, Wolf, y algunas ideas de expansión.


2 comentarios:

silentlau dijo...

Qué idea más chula la del Pulpímetro, jeje
Yo no había caído en la cuenta de los homenajes a las pelis originales, como lo de Rebecca, Ripley o Bilbo, digo Dallas, pero sí que es cierto que parece tener cierta pretensión a ello. Y es un detalle muy bueno y a tener en cuenta.
(A ver si sale este comentario, que no sé porqué no me sale ninguno, joé...)

Unknown dijo...

¡Perdón por lo de los comentarios! Parece que había una opción de configuración del Blogger que estaba trastocada.

Perdón, fallo nuestro...