viernes, agosto 14, 2009

REVIEW: UP


Un año más y Pixar sigue sin abandonarnos a nuestra suerte en esta calurosa época estival. Y encima, en esta ocasión supone la primera vez que estrenan en formato 3-D (o estereoscópico, para los más techies).


Normalmente, uno puede estar tan seguro de la calidad de una película de Lasseter y compañía, que no hacen falta reviews para Films como Up. Pero como siempre hay muchos de vosotros que piden pulgar arriba o abajo, aquí está uno para aclarar las cosas.


Ya han pasado como tres semanas desde su estreno, es cierto, pero su trabajito me ha costado llegar a reunir todo lo que se siente cuando se ve esta película…


Igual que he puesto arriba que es más fácil tener fe en la satisfacción que una nueva producción de Disney Pixar nos va a proporcionar que en la propia existencia de Cristo (lo que le gusta blasfemar a uno), también hay que decir que normalmente son difíciles de clasificar entre ellas mismas. Esto ocurre porque desde que el propio Lasseter dejara a otros de sus hombres de confianza dirigir las películas del estudio, se ha notado una gran riqueza y heterogeneidad en cada uno de los films, producida sin duda por la diferente sensibilidad de cada uno de estos directores. Pete Docter, Andrew Stanton y Brad Bird son los cineastas que han multiplicado el éxito de la compañía de Steve Jobbs desde que Lasseter pasó la batuta tras Bichos. Y no es de extrañar; ejemplos como Monstruos S.A., Buscando a Nemo o Los Increíbles son maravillas de la animación que creo que han marcado a millones de espectadores, ya sean niños o adultos, y que además han dejado huella en los profesionales que han venido después y se han apuntado al mundillo de la animación en particular y del cine en general.


Por eso, está claro que los de Pixar tienen una fórmula mágica para encantar al espectador, aunque al contrario de la receta de la Coca-Cola, aquí no hay ningún secreto. Desde que el triunfo de Toy Story devolviera la vida a una moribunda Disney que se quedaba sin ideas, John Lasseter ha funcionado como una especie de Gurú que ha potenciado claramente el aspecto tecnológico en la creación digital e infografía, cosa que ha transformado a la industria, pero que además ha propuesto una nueva filosofía a la hora de crear productos: la fabricación artesanal de una historia con todos los trabajadores involucrados de alguna manera en su creación, en lugar de realizar su trabajo desde compartimentos estancos. La camaradería y sentimiento de equipo es algo tan importante en Pixar, que cuando la Disney los quiso volver a comprar tras su expiración de contrato, ellos sólo pedían seguir igual, sin ninguna presión externa. Gracias a esto, se ha podido hacer una película con un protagonista anciano como es Carl Fredricksen, la cara visible de Up.


Ni Disney ni ningún otro estudio a día de hoy hubiera previsto que una película con un septuagenario como personaje principal iba a recaudar más en la taquilla americana que sus últimas tres películas, hasta el punto de que apenas existe merchandising de Up porque las marcas jugueteras no tenían nada de fe en el proyecto por la elección del protagonista. Lo que estás compañías no podían entender es que aparte de la formidable habilidad que tienen en Pixar para crear historias (no en vano tienen a muchos de los mejores guionistas de la industria), un robot, un coche o una rata, por mucho que sean geniales para la fabricación de peluches, no pueden compararse con la humanidad que rezuma de un personaje como Carl Fredricksen, un abuelo rechoncho de pelo plateado, gafas y un sonotone. No en vano, Up tiene el comienzo dramáticamente más potente que ninguna de las nueve anteriores producciones del estudio. Los primeros quince minutos tienen una sensibilidad y una narrativa tan económica que muchos guionistas y realizadores aprenderán de ella durante años. Es tan efectivo este comienzo, que cuando fui a verla me temía que los niños que poblaban la sala no me dejaran ver la película, ya que gritaban por cada nueva sensación que el 3D les provocaba; pero cuando los primeros planos se sucedieron (y gracias también a la puesta en tono del magnífico cortometraje Parcialmente Nublado), los niños y la sala entera se quedaron en el más absoluto silencio.


Pero hay más en Up que sus efectivos minutos iniciales, ya que la aventura forma parte de más de los dos segundos tercios del film. No os voy a engañar, la llegada de Carl y su forzada compañía infantil a la selva no es nada espectacular. La película homenajea con acierto y buen gusto películas de aventuras como King Kong, y ese aspecto desolador que le da (sumada a algunas de las fantásticas composiciones de Michael Giacchino) le sienta genial al tono que Pete Docter, el director, pretende darle al film, pero para los que esperasen grandes entornos y fauna y flora exótica y sorprendente se van a dar con un palmo de narices. Y es que al contrario que la mayoría de las anteriores películas de Pixar, no tenemos aquí la típica secuencia de descripción de nuevo mundo que es ya tan habitual en este tipo de cine. No, no vamos a ver como los juguetes hacen sus tareas, ni cómo es un restaurante para coches, ni mucho menos como cruza la calle un monstruo; en el momento que Carl y Russel ponen un pie en la isla, están claramente en el punto más alejado de toda civilización posible, y están solos en un paisaje que parece todo el rato el mismo, lo que potencia ese sentimiento de aislamiento. Conocerán a más personajes en su periplo, pero realmente no pasan de cinco; todo queda en un ambiente reducido, más personal y más intenso, no por la acción, si no por los sentimientos de los personajes.


Cada personaje que puebla Up es modelado de forma preciosista, y ya no sólo me estoy refiriendo al cariño que han puesto en los diseños de éstos, si no a toda la psicología y humanidad que contienen, haciendo que todos ellos, y en particular Carl, sean los protagonistas más complejos y sutiles que ha parido el equipo de Pixar. Es alucinante ver cómo conjunta el aspecto cuadriculado de Carl con su modo de vida antes de embarcarse en su particular aventura, pero más placentero es aún cuando vemos las razones por las que se comporta así. Si la acción y la amplitud de Up es mucho menor que en sus predecesoras, el lirismo que tiene cada una de sus imágenes supera con creces a las de sus “hermanas” y a la mayoría de películas de animación que he visto en los últimos años. Su casa voladora gracias a los miles de globos de colores es el ejemplo más claro, pero luego hay montones de sutilezas repartidas por todo el film que en partes la asemejan más a una película de Miyazaki que a Walt Disney. Normal, cuando la película toca temas tan profundos como cuál es el significado de hogar, la niñez que llevamos dentro o el sentimiento de aventura.


Pero si tuviera que decir realmente de que va Up, sin lugar a dudas diría que su tema principal es como alcanzar nuestros sueños. Las almas de los escasos personajes de Up han perdido algo desde el principio, y su cometido es alcanzarla de la manera que ellos conocen o ansían. Esto provoca que los solitarios protagonistas del film acaben uniéndose porque de una manera u otra se necesitan: el perro Dug quiere un amo que le quiera de verdad, Kevin el pájaro quiere llegar hasta sus crías, y Carl y Russell han perdido a alguno de sus seres queridos más importantes y necesitan llenar ese vacío. A ratos, me recordaba a lo que pasaba en El Mago de Oz, aunque al contrario que en el clásico, Carl se niega rotundamente en un principio debido a la mentalidad cerrada que ha ido adquiriendo en sus años de soledad. Es una vez que conocemos al antagonista, un aventurero viejo y senil llamado Charles Muntz, cuando vemos realmente de qué va todo esto. Muntz, al contrario que Carl, está dispuesto a conseguir su mayor sueño a toda costa, aún si esto signifique que hay que pasar por encima de los demás, mientras que el protagonista principal descubre que no hay ningún sueño válido si éste no se comparte, sobretodo con las personas a las que amamos. La vida en sí misma es una aventura, pero aunque Carl al principio lo crea, no estamos solos en ella, y es cuando la compartimos cuando descubrimos que más podemos disfrutar de ella.Por eso, no es baladí que el ostentoso dirigible que posee Muntz en la película tenga un nombre tan rimbombante como “Espíritu de Avenura”, y cuya propiedad cambiará a un dueño más adecuado: uno cuya idea de aventura no es tanto ir de caza a un territorio indómito, si no tomarse un helado en un bordillo de la calle junto a alguien al que quiere.


Supongo que muchos, después de todo lo expuesto, lo que os preguntáis es como se compara Up al lado de otras película de Pixar. Sinceramente, muchos dirán que es la mejor película estrenada este año y otros defenderán que es la mejor de la compañía, pero un servidor piensa que cada una de ellas es fascinante a su manera y que cada una, al contar con una sensibilidad y temas diferentes llegará a cada persona de una forma distinta. No puedo ocultar que Pete Docter es mucho más santo de mi devoción; tanto Monstruos S.A. como esta Up me parecen más sutiles y complejas que cualquiera de las de Stanton (Buscando a Nemo y Wall-E), que tienen un aire más ñoño, aunque las de Brad Bird (Los Increíbles y Ratatouille) son quizás las más adultas y alocadas. Pero como decía, lo maravilloso de Pixar es que cada una de sus películas nos propone un viaje distinto impulsado por la imaginación, y cada una nos propone un mensaje tan importante como lleno de humanidad y humildad. Por eso, son líderes indiscutibles de la industria, aunque al final, esa filosofía que procesa Pixar de la que hablaba al principio no es tanto una filosofía de trabajo como una de vida, y si realmente ellos son expertos en cumplir sueños, quizás deberíamos aprender de ellos.





4 comentarios:

silentlau dijo...

Aunque no puedo decir que sea de mis favoritas, me ha parecido BRILLANTE: tanto por la imagen, como por la construcción de personajes (física y psicológicamente).
De mayor quiero trabajar en Pixar...

Javi DT dijo...

Moooola...

Anónimo dijo...

UP es BRILLANTE, y como dice Riptor en su sabio análisis, uno de los mejores ratos ante la gran pantalla en los últimos años.

Hay quien puede decir que Toy Story se repite, que Bichos no tenía tanto carisma, que Monstruos SA era fantástica pero vanal, que en Buscando a Nemo lo mejor eran los personajes secundarios, que Los Increíbles necesitaba un corte de metraje, que Cars es olvidable, que Ratatouille pecaba de "aderezos" o que los humanos de Wall-E son los mismos de todas las pelis de Pixar... Pero nadie podrá negar que UP emociona, y que en sólo 10 minutos guarda en su interior más cine que muchas de las superproducciones de Hollywood juntas.

Un bastión luminoso al que agarrarse.

silentlau dijo...

:)
Ahora te pones majo, no??
Al menos el motivo lo merece...