¡Aquí estamos de nuevo con ganas de llevar la contraria! ¿O es que conocéis algún blog al que le guste ir tan a contracorriente? Pues sí, nos gusta dar guerra, sobretodo en lo concerniente a las críticas que se hacen sobre películas tan a la ligera. Uno de los últimos casos en los que una película ha sido apedreada injustamente ha sido precisamente La Invasión.
Hace escasas dos semanas que se estrenó el film y ya está desapareciendo de las salas, así que fui a verla hace unos días para ver por qué una película que en principio podría llamar mucho la atención no estaba gustando nada al público ni a la crítica. En lo de llamar la atención me refiero a que está dirigida por Oliver Hirschiebiel, cuya cinta El Experimento era un aterrador retrato de la psique humana cuando a ésta se le dota de poder, y está producida por Joel Silver (Die Hard, Predator, Matrix,...) que además pidió a los hermanos Wachowski y a James McTiegue (V de Vendetta) que escribieran y dirigieran algunos trozos más para añadirle chicha a la historia. Yo desde luego tenía muchas ganas de ver el resultado, aunque he de reconocer que mis espectativas no fueran muy altas.
La historia comienza con un transbordador de la NASA estrellándose en suelo estadounidense, y rápidamente nos introduce en las impresiones de los ciudadanos gracias a una especie de zapping televisivo en el que se alternan distintas noticias sobre lo ocurrido. La verdad es que el ritmo es frenético en el comienzo de la película, ya que nos presentan a los personajes y cómo el organismo extraterrestre que traía el transbordador se extiende en escasos minutos. Así conocemos a los personajes de Nicole Kidman y su hijo, y cómo ésta tiene una especie de relación de amistad con el personaje de Daniel Craig poco después de haberse separado de su marido. Además, su ex-marido está últimamente muy raro en su trato con ella y coincide que su hijo tiene que pasar el fin de semana con él, por lo que ella no se queda muy tranquila. Por si no fuera poco, Nicole Kidman hace de psicóloga en la historia, y comienzan a visitarle pacientes que están alterados porque miembros de su familia "ya no son como antes". Cuando cada vez más personas en la calle van adoptando ese extraño comportamiento que describían sus pacientes, los médicos y científicos descubren que un extraño parasito está extendiéndose rápidamente y está provocando en las personas que éstas pierdan su capacidad de pensamiento individual y de tener sentimientos. La madre no tarda ni un minuto en ponerse a buscar a su hijo que ahora tiene raptado su ex-marido.
En general, la trama es bastante sencilla, pero está muy bien contada por los directores, ya que aparte del buen ritmo que he comentado antes, los personajes se desarrollan muy bien ante el espectador, de manera que es fácil meterse en el pellejo de la protagonista. Además, la propia trama, aunque ligeramente predecible, engancha a uno hasta la médula, ya que las situaciones que van a vivir los personajes son muy intensas. Pero lo que realmente me ha gustado del film y que realmente la despunta de su aspecto más comercial y mainstream es que La Invasión es una película de nuestro tiempo, de los momentos que estamos viviendo en la actualidad. Al igual que en El Bosque de Shyamalan y La Guerra de los Mundos de Spielberg que son historias que transmiten el shock y el sentimiento post 11-S, La Invasión es un retrato del pensamiento actual que hay en torno a la guerra y las relaciones personales, que al final se traduce en la ídea general de cómo es el ser humano.
La transmisión de todas estas ideas se realiza gracias a la mezcla entre Hirschiebiel y la de los Wachowski/McTiegue. Mientras que la parte de Hirschiebiel es más perturbadora y esquizofrénica, las escenas escritas por los Wachowski son pausadas y cerebrales, y son fácilmente distinguibles en la película, ya que básicamente son las partes de los diálogos "sermón". Fácilmente son las partes más interesantes del film y las que más hacen pensar, ya que retratan a la perfección los "ideales" de los alienígenas invasores, que cuando más miedo dan es cuando parecen menos extraterrestres.
Para ese retrato se vale de la figura de las personas "infectadas" por ese parásito alienígena, que vive de nuestras propias energías y que extingue por completo la capacidad de sentir para sustituirla por un pensamiento de colmena con los otros miembros contaminados. Lo que más sorprendido me dejó al ver La Invasión fue cuando al ver que el mundo se estaba volviendo cada vez más "inerte" debido a la extensión de los parásitos, los países (cuyos jefes políticos ya han sido infectados) comienzan a firmar acuerdos de paz. Se acabó la guerra en oriente próximo, se acabaron los dictadores; se acabó el dolor y el sufrimiento. ¿Hasta que punto los humanos somos los buenos de la historia si lo que nos hace realmente humanos, nuestros sentimientos, son los que provocan las mayores catastrofes? ¿por qué es tan humano la ira o el miedo que lleva a matar a un semejante como la fuerza que tiene una madre que quiere rescatar a su hijo a toda costa? Esto quizás es lo que dejó más mella en mí tras salir de la sala.
Es curioso cómo la concepción de infectado por los invasores alienígenas es tan parecida y a la vez tan contraria a la figura de los zombies. Ambos son retratos de lo que somos cuando nos falta una parte importante y a la vez esencial de lo que nos hace humanos: en el primer caso se nos roba la capacidad de tener sentimientos, mientras que en el segundo caso somos sólo animales llevados por el instinto más visceral. Pero los dos casos están alejados de lo que llamamos ser humano, ya que son una caricatura, un fragmento de lo que es el hombre, y esta claro que no podría vivir el sentimiento sin el raciocínio y viceversa. Estas dos figuras metafóricas han sido utilizadas montones de veces en la hitoria del cine, y desde luego nunca se han utilizado a la ligera y de forma tan estúpida como a veces nos puede parecer. Siempre están relacionadas con la forma de pensar de un momento que a los cineastas que las hicieron les ha tocado vivir. La Invasión no es menos, ya que aunque propone un rato entretenido en el cine sin muchas vueltas de tuerca ni grandes escenas interpretativas ni de efectos, nos invita a reflexionar sobre lo que somos y sobre lo que está pasando en nuestro entorno. Si queréis ver mocos gelatinosos chupando cerebros no os metáis a ver esta película.
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