
Ya se ha estrenado. Ya está aquí la que quizás sea la película más esperada del año con el permiso de Indiana Jones. Muchos esperaban algo muy grande de El Caballero Oscuro (o Dark Knight en inglés).
Y Christopher Nolan lo ha hecho.
La historia del personaje de Batman tiene ya muchos años, de hecho su primera aparición data de 1939. Se podría decir que la creación de Bob Kane y Billy Finger (quien no ha comenzado a tener el crédito merecido hasta hace muy poco) ya está en plena tercera edad. Tras una juventud alegre y en muchas ocasiones estrambótica y una madurez más oscura y a veces autoparódica, ahora Batman, en sus 69 años, vive un segundo renacer.
Como en el cómic que redefinió los propios cimientos del personaje, El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller allá por finales de los 80, Batman es un anciano que vuelve a la acción más fuerte y convencido que nunca porque el mundo lo necesita como nunca lo ha necesitado. No, la película de Nolan no tiene para nada este argumento, no me refiero a eso, si no al propio personaje, que como ya he comentado ha vivido por muchísimas etapas, algunas más fieles a sus raíces y personalidad que otras. Y ninguna película ni serie ni ningún otro medio audiovisual ha tratado al hombre murciélago de una forma tan soberbia como este Caballero Oscuro.
Hay mucha oscuridad, y no hablo de Gotham, si no del mundo que nos rodea en la actualidad. Si esta película ha conseguido adelantar en la taquilla estadounidense a la luminosa La Guerra de las Galaxias (la segunda más taquillera para ellos después de Titanic) es porque el mundo ha cambiado mucho en los últimos 30 años. La gente ya no quiere ver cine que le caliente los corazones, si no que busca lo que también encuentra en su realidad: tinieblas, personajes moralmente ambiguos, ciencia sustituyendo a la fantasía, finales trágicos, muerte. Personalmente, no creo que sea la solución al problema, y me parece detestable cuando la gente se pronuncia diciendo lo buena que es una película porque simplemente hayan muertes y termine mal, mientras que cualquier otra película si es esperanzadora y feliz es empalagosa carroña infantil.
Pero ya digo que este Caballero Oscuro de Nolan es algo completamente diferente. De alguna forma, el director de Memento ha sido capaz de unir en una trama nada sencilla un montón de personajes que se debaten entre qué es lo correcto y qué no lo es, entre el bien y el mal, con una estructura más cercana al Padrino de Coppola de lo que me podía imaginar, pero también con su propia personalidad. Y lo cierto es que hay matices de gris como nunca los ha habido en una película de superhéroes. De hecho, voy a dejar de hablar de El Caballero Oscuro como si fuera una película de superhéroes, porque realmente va más allá. Quizás no sea tan espectacular como Iron Man (aunque esto es bastante cuestionable ) o tan fantásticamente naif como Spider-man, pero Batman es más contundente que el cabeza de metal y tan humano como el lanzarredes, pero a diferencia de estos dos también forma parte de las sombras de este mundo. Por ello, lo más importante es sin duda es que Batman siempre ha sido un icono, un símbolo atemporal que estaba por encima de cualquier época real, pero que como todo héroe legendario se convierte en protagonista de los tiempos que corren, siendo un testigo de nuestro tiempo y definiéndonos a nosotros mismos desde lo más profundo.
Nolan ha cogido todos los ingredientes que necesitaba para dar forma a esta película y los usa bien. Vemos desde alusiones claras al 11-S hasta simplemente un retrato del terrorismo más visceral y que más tememos aunque pocas o ninguna vez se haya hecho algo parecido. También somos testigos de la caída de alguien bueno para convertirse en algo peor de lo que él mismo intentaba erradicar. Y cómo siempre queda algo bueno dentro de los seres humanos, por mucho que haya individuos que quieran demostrar lo contrario. Y al final, el sacrificio que sólo pueden llegar a hacer esas personas que llegan a más, que están por encima del resto, precisamente por llevar a cabo esta acción a favor del resto, eliminando su ego. Hay muchos temas y subtemas en este film, pero no quiero hablar de todos, y menos de la historia, porque aunque hace casi una semana que se estrenó, sé que hay gente que aún no la ha visto, y hay que descubrirlo por uno mismo y dejarse sorprender y emocionar por todo lo que el director y compañía tienen guardado en la manga.
La historia que cuanta El Caballero Oscuro es complementada magistralmente por cada una de las interpretaciones que conforman el film. Christian Bale ya era un gran actor de por sí, desde que nos sorprendió a todos siendo niño en aquella pequeña gran película que es El Imperio del Sol, pero en esta película demuestra que el Guardián de Gotham siempre ha estado ahí, esperándole para la que es la mejor caracterización que ha tenido el personaje en sus 69 años de vida. Morgan Freeman y Michael Cane llenan la pantalla de carisma, no creo que haya una sola persona a la que no le encanten sus personajes. Maggie Gyllenhal hace un estupendo trabajo sustituyendo a la actual mujer de Tomito Cruise, y su subida de importancia en la trama ayuda a que el espectador conecte mejor con ella. Y el resto…Oh, el resto… Me los dejaba para el final. Gary Oldman y Aaron Eckhart son simplemente colosales, realmente bordan sus papeles y los convierten en algo mucho mejor de lo que había visto en otras representaciones de sus personajes, el comisario Gordon y Harvey Dent. Y es que estos dos personajes son tan cruciales en la existencia del cruzado de la capa, que lo complementan y lo redefinen, como muy acertadamente se puede ver en la película, donde la confianza y la justicia se entremezclan y a veces se confunden, dando lugar a hechos dramáticos que acaban bien por un lado y mucho peor por el otro.
El Joker interpretado por el tristemente (y después de ver la película sólo puede decir egoístamente que triste es poco) fallecido Heath Ledger es para echarle de comer aparte. No me gusta ensalzar a figuras por el mero hecho de que hayan muerto, y me gusta menos subirme al tren de la moda de los que tienen una opinión exaltada simplemente porque lo han visto en los medios de comunicación. Pero es que el Joker es más de lo que me esperaba, mucho más. Y no quiero quitarle mérito a Heath por lo maravilloso de su interpretación y la forma en que ha redefinido el personaje, pero este crédito también se lo merecen los hermanos Nolan por el increíble guión que han parido. Cada acción, cada frase, cada tick del payaso sicótico se queda grabado en nuestras retinas y en nuestras mentes de forma que el que pensaba que no se podía superar a Jack Nicholson en Batman de Tim Burton está muy, pero que muy equivocado. No me extrañaría que en el propio cómic el Joker se adaptara para ser más como éste, ya que aunque hay historias en las que ha sido más o menos demente (a destacar La Broma Asesina de Alan Moore), nunca lo había visto tan visceralmente caótico como en esta película. Realmente la interpretación de Heath llega a ser hipnótica y absorbe toda la atención del personal como un agujero negro.
Ya digo que cada momento es redondo en esta película, desde las localizaciones hasta las escenas de acción, con el siempre espectacular batmóbil y la nueva batpod. Mención especial también merece la banda sonora compuesta de nuevo por Hans Zimmer y James Newton Howard. Quienes pensábamos que el tema principal de Danny Elfman para las películas de Burton eran inmejorables y que definían la parte épica y tétrica del Señor de la Noche, tenemos que reconocer que la música compuesta por este tándem de maestros se ajusta tan bien al personaje que posiblemente olvidemos la de Elfman. Puede tratarse sin problemas de la mejor BSO de Zimmer, es así de buena.
El Caballero Oscuro es un animal distinto de la ya fantástica Batman Begins. No parece exactamente una continuación y la sensación, aunque parecida, es distinta al ver esta película; realmente su escala es abrumadora. Christopher Nolan ha creado una película que ha superado la gigantesca anticipación que había por el film y ha creado una obra maestra. La película dará que hablar durante años y se analizará hasta el último fotograma de su metraje, pero ahora la mayoría nos preguntamos cómo serán las siguientes películas de adaptaciones de cómics y cómo puede Nolan darnos más si finalmente hace una tercera. Me muero de impaciencia.

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