jueves, septiembre 11, 2008

REVIEW: HELLBOY II Y EL EJÉRCITO DORADO


Cada vez que el director Guillermo del Toro anuncia una película, los PulpoManíacos nos quedamos babeando para ver cuando la va a estrenar. Y tras la maravillosa El Laberinto del Fauno, el cineasta mejicano se ha metido de lleno en la que es su primera secuela de una de sus propias películas, así que todos esperábamos mucho.



Pues ya está de vuelta en los cines el diablo rojo que fuma habanos, y le echábamos mucho de menos.



No se puede decir que la primera película de Hellboy fuera un gran exitazo de taquilla. La adaptación del cómic de Mike Mignola a la gran pantalla tenía de base algunos problemas que se lo impedían, como un personaje totalmente desconocido para el gran público, ciertos aspectos (demoníacos sobre todo) que los estudios querían reducir y un arte y ambiente minimalistas pero muy oscuros con una narrativa muy particular. Del Toro lo tenía todo en contra en una época en la que ya había otras franquicias que habían saltado del papel con gran éxito pero en la que el público comenzaba asentirse saturado con tanto cómic en el cine. Entonces conoció al creador del demonio rojo y éste le dijo que no se preocupara, que simplemente lo convirtiera en su propia criatura, en Hellboy de Guillermo del Toro.


El resultado fue bastante gratificante. El director mejicano no sólo plasmó su sensibilidad a la hora de hacer el film, si no que también humanizó el bidimensional personaje de Mignola y creó una atmósfera mucho más rica, mucho más barroca, por lo que aunque seguía teniendo el espíritu del cómic, tenía un aspecto diferente. Esto dividió claramente a los fans del personaje, ya que por un lado seguía teniendo los ingredientes más pulp de las historias de Mignola como los monstruos lovecraftnianos o los sets góticos; pero por otro lado el protagonista era redefinido como si fuera un adolescente rebelde y necesitado de atención, cosa que no es ni ligeramente mencionada en las novelas gráficas. Por lo tanto, esta fue una adaptación bastante libre (aunque fiel) de Hellboy, y si un admirador del personaje entraba a la sala sin separar cómic de película, se iba a encontrar con algo diferente a lo que estaba acostumbrado.


A la hora de hacer una valoración objetiva de la secuela, hay que tener muy en cuenta esto último. De hecho, incluso a un servidor, que aunque ama los cómics de Hellboy y su primera película por igual, me cogió a pie cambiado. Con esto no quiero decir que no me gustase, si no que costó un poco hacerme a la idea después de seguir religiosamente las aventuras de Anung Un Rama en el medio impreso.


Y es que hay que destacar que definitivamente y de un modo aún más exagerado, el Hellboy fílmico es una criatura 100% Guillermo del Toro (o quizás un 5% le correspondería a Mignola) y esta secuela que nos ocupa lo confirma. Tras la primera parte que guarda una proporción mitad y mitad entre lo que sale de la cabeza del mejicano y el material del cómic, en Hellboy II y el Ejército Dorado, el director despega y plasma una historia suya a todos los niveles, guardando mayor resemblanza al Fauno que a la primera parte.


La historia ya lo dice todo: Tras al ascenso y lugar privilegiado que hemos llegado a tener los seres humanos en el mundo, los seres de fantasía, que ya casi teníamos olvidados, se vuelven contra nosotros para obtener de nuevo el sitio que habían perdido. La trama principal es tan simple como eso, y desde luego, las reminiscencias a la temática que había en El Laberinto del Fauno no son casuales. Pero también tenemos a nuestro diablo favorito afrontando su nueva relación con Liz a la vez que intenta que el mundo al que salva una y otra vez le tenga por fin algún reconocimiento. Estas subtramas son las que más humanizan al personaje y a mi parecer, convierten a Hellboy en un monstruo clásico más: el demonio que vino para destruir el mundo pero que prefiere ser un hombre, con todo lo que eso conlleva. El acento de del Toro sobre esta parte en particular es la que distingue a la película sobre su homónimo sobre el papel. Por esto, que provoca otras grandes sorpresas que no pienso contar aquí, no nos debería extrañar cuando veamos a Hellboy y su inseparable amigo hombre-pez Abe Sapien cantando borrachos a duo porque están enamorados (y no uno del otro, no penséis mal).


La redefinición de los personajes creados por Mignola, incluido la nueva incorporación del ectoplásmico Johann Kraus, es lo que más rechinará a los entusiastas del cómic, no hay duda, pero hay que entenderlo como lo que es y como lo que el director nos quiere contar. Se nota que ha puesto especial cariño en la elaboración de cada uno de sus personajes, y no sólo a nivel estético donde destacan todos fantásticamente, si no también en la historia y carácter que hay detrás de cada uno de ellos. Cada uno de ellos tiene unas circunstancias especiales y una personalidad que aunque con pequeños detalles, el espectador es capaz de vislumbrar en la pantalla. Un buen ejemplo de ello es una pequeña escena en la que se ve a Kraus haciendo una casita de muñecas impoluta, perfecta, cuando te describen anteriormente que el personaje es un obseso de las normas y la legislación.


Del Toro también humaniza mucho más en esta entrega a los villanos de turno, cuya cabeza visible es el príncipe elfo Nuada, que está harto de las desconsideraciones de los humanos y pretende reactivar al gran ejército dorado para erradicarlos. Aunque es un guerrero y un experto espadachín (demostrado queda en el comienzo en una escena muy al estilo anime japonés que tanto le gusta a del Toro), su extraña relación fraternal con su melliza Nuala y su sensibilidad a la hora de acercarse a convencer a Hellboy nos deja claro que no es el malvado megalómano de turno. En particular destaca en la escena de acción en la que suelta a un elemental del bosque gigantesco, que aunque parece ser una nueva confrontación del protagonista contra un monstruo gigante, finalmente acaba convirtiéndose en una parte muy hermosa y melancólica del film, en la que las palabras de Nuada hacen dudar al mismísimo Hellboy.


Por supuesto no faltan las excentricidades de Guillermo del Toro que son de las cosas que más disfruto, como el personaje Señor Wink y su mano mecánica o el maravilloso y bizarro mercado troll. También hay escenas que podrían encajar sin que nadie se extrañara en Men in Black, y que comparten el mismo sentido del humor. De hecho la película rebosa de toques cómicos, cosa que podría causar rechazo en más de un espectador que espera algo más de seriedad en el personaje. Pero es que del Toro se jacta en todos estos aspectos pulp en la historia, mezclando a veces elementos incluso de dibujos animados que bien podrían hacer palidecer a Tex Avery, como la nueva “pistolita” de H.B. llamada “Big Baby”. Y como tampoco puede faltar en una película de del Toro, muchas, muchas criaturas que mezclan tanto las técnicas de animatrónica más tradicionales como los efectos por ordenador más punteros.


Desde luego tiene todos los elementos para hacer de este Ejército Dorado una película mucho más grande que su antecesora; y no olvidemos que tienen el mismo presupuesto. Aunque quizás, debido a la gran cantidad de elementos que el director ha querido meter en la historia, a veces el ritmo parece un pelín forzado, o mejor dicho demasiado vertiginoso, con lo cual no da mucho tiempo a digerir ciertas partes del guión. Esto lo podría ayudar un segundo visionado, esta claro, pero la trama avanza a veces tan rápido, que a uno le gustaría que le recompensaran con un algo más de exposición, ya que muchas situaciones podrían tener incluso más jugo. Algo así ocurre en la llegada del equipo a Irlanda, que aunque tiene ese feeling ochenteno de las películas de Jim Henson, se soluciona demasiado rápido y de forma casual. Tiene su encanto, pero hace que en esos fragmentos, la historia no sea tan redonda. Otro aspecto, que más que carecer de exposición, le falta sorpresa, es al destino de Nuada y su hermana. En el momento en el que conocemos una cualidad sobre ellos en el primer acto, el espectador (que no es tonto) sabe perfectamente lo que va a ocurrirles al final. El resultado de esto es lógico y triste, pero uno no para de preguntarse cuando ve la película que se podría haber hecho de otra manera o desembocar de alguna otra forma.


La música que acompaña a Rojo y sus amigos esta vez corre a cargo del admirado maestro Danny Elfman (también llamado el ojito derecho de Tim Burton, o por lo menos así era) en sustitución de Marco Beltrami. Pues tengo que decir que aunque me encantan cada una de las bandas sonoras que compone Elfman, en esta película he echado mucho de menos a Beltrami. La música de Elfman en esta película es hermosa pero ligera, y quitando ciertos fragmentos en los que despunta, se queda en mero acompañamiento de la acción, sin tomar protagonismo en ninguna de las escenas. Así, también me faltó el tema principal que Beltrami compuso para la primera parte, que le quedaba al personaje como anillo al dedo aunque hubiera algunos detractores que criticaban que era demasiado seria. Es cierto que escuchando la BSO por separado se puede disfrutar mucho, pero al menos a mi al ver la película no me dijo mucho.


Y con estas pequeñas pegas que me he dejado para el final quiero decir que he disfrutado mucho de Hellboy II y el Ejército Dorado. La manera en la que del Toro elabora y narra sus películas siempre me va a maravillar cada vez que voy al cine, y esta no va a ser menos. De hecho, una vez que se ve cómo Hellboy y los demás personajes brillan en cada escena, no se puede hacer otra cosa que encariñarse con ellos y perdonarles cualquiera de sus defectos. Después de todo, ¿no nos dice la película que también son humanos?


P.D.: Guillermo, no nos dejes así pa la tercera, jodío…



2 comentarios:

Kike dijo...

Esperaba con muchas ganas "Hellboy II" y la verdad es que no me ha decepcionado, aunque creo que la idea de "magia vs civilización" podía haber dado mucho más de sí.

Gran peli... y gran blog por cierto.

Además, la gratuitaanalogía "pulp"-"pulpo" me parece digna de un genio.

Unknown dijo...

Muchas Gracias, hombre!

La verdad es que es una analogía algo infantil, pero nos hizo gracia cuando lo pensamos, de manera que así se quedó nuestra mascota.

Se agradecen mucho este tipo de comentarios. Espero que sigas disfrutando del blog!