miércoles, mayo 06, 2009

REVIEW: STAR TREK





¡PasionPulp acude a la Premiere de la nueva entrega de Star Trek a manos de J.J. Abrams para traeros el análisis en primicia!


Ganas de echarle un ojo a la que será la película de Ciencia-Ficción del año, ¿eh?


Cuando escribí la review de Lobezno, os comenté a los lectores que nunca fui muy fan de los Hombres X, y que seguramente había guiños en la película de los que no me iba a enterar. Además de que no estaba muy puesto en cómo eran y qué historia tenían detrás exactamente los personajes que pueblan el film, por lo que en mi caso no había una conexión emocional y nostálgica con los eventos y los protagonistas. Bueno, se podría decir tres cuartos de lo mismo con Star Trek. De hecho, uno siempre ha tirado más a la fantasía espacial de Star Wars que a la ciencia-ficción pulp, por lo que desde pequeño, mientras que la primera me atrapó con fuerza, la segunda siempre me ha parecido cutre.


Esa “cutrez” ha sido la que siempre me ha tenido alejado un par de pasos de todo lo que olía a Star Trek, desde la serie original y sus películas, hasta Firefly pasando por Babylon 5; leches, si hasta dejé de ver Sea Quest cuando se empezó a convertir en un copia subacuática de las historias de la Enterprise. Había siempre algo que me echaba para atrás, ya sean los horribles efectos de maquillaje que escondían la imposibilidad de poner alienígenas no-humanoides en escena o los sets de cartón-piedra que se repetían hasta la saciedad; elementos formales que me impedían ver el supuesto encanto del que disfrutaban los fans acérrimos.


Ninguna de las supuestas grandes películas de la saga pudieron más que reafirmar que Star Trek no era lo mío, ni siquiera La Ira de Khan ni Primer Contacto, así que lo di por perdido y no volví sobre el tema. Hasta que un declarado anti-fan de la saga se ponía detrás de las cámaras para rodar una precuela. Y es que lo que le hacía falta a Star Trek no era un mero lavado de cara para poner mejores efectos especiales, era que el público no Trekkie pudiera meterse en las historias y contemplar sus personajes sin que le parecieran extraños. En este nivel, hay que decir que tanto Abrams como los guionistas Roberto Orci y Alex Kurtzman (escritores de la tercera de Misión Imposible y las dos Transformers) han conseguido no sólo crear un mundo creíble y extenso en el que situar mil y una aventuras, si no que también un universo en el que la audiencia por fin podrá identificarse con sus personajes.


Por supuesto, parte de ese crédito también corresponde al más que bien elegido elenco de actores, que en todo momento se creen sus personajes y reverencian a los actores que los hicieron famosos, sin caer en ningún momento en la imitación barata o paródica. Quizás el que más flojea de todos es precisamente el mayor actor de todo el reparto, el australiano Eric Bana, que aunque actúa decentemente con lo que tiene, su papel en la historia es demasiado bidimensional, y toda la profundidad que podía tener su personaje se ve limitada a un par de escenas muy rápidas en las que nos explica su trasfondo y su meta, pero no hay momentos de exposición del personaje, ni siquiera se ahonda mucho en la interacción con su tripulación. Esto último no hubiese estado de más explicarlo, ya que han estado 25 años con su capitán esperando sentados una venganza, y siendo meros currantes (mineros en este caso), hubiese estado bien que alguno discrepara con el plan de venganza del capitán, aunque claro, esto ya son complicaciones en la historia.


Por cierto, que hablando de complicaciones en la historia, hay que decir que cuando uno sale del cine, comienza a hacer divagaciones sobre ella, porque hay un elemento en la trama que aunque debería ser más simple, hace todo más enrevesado. Este mecanismo no es otro que el adorado-odiado viaje en el tiempo tan extendido en la Ci-Fi. Sin entrar en spoilers, diré que hace de la película un caso curioso de precuela/secuela, por lo que hay ciertas cosas de guión que no quedan del todo claras, pero sólo en cuanto a detalles, ya que en ningún momento destroza el flujo de la historia ni hace que pienses que no la entiendes porque no has visto la serie original. De hecho, lo más fácil, y esto lo consigue Abrams con una habilidad pasmosa, es dejarse llevar por la acción, tanto física como dramática, que no deja ni un respiro en las dos horas que dura el film. Y aún así, al contrario que otras películas como la recientemente estrenada Lobezno, hay momentos de tensión y de exposición (no muy largos, eso sí) que le sientan de maravilla a la película y a sus protagonistas, que consiguen que el espectador los cale desde el principio.


Parte de la “culpa” de que la película sea tan movidita y tan vistosa es debida a que el director ha incrementado el nivel de aventura dentro de Star Trek. En lugar de ver constantemente a unas personas con pijamas de colores dentro de una cabina soltando una tecnocharla ininteligible, Abrams es capaz de llevarnos a distintos mundos y ver las diferentes criaturas que los pueblan, además de añadir una tensión creciente a cada evento con el que se topan Kirk y compañía. La sensación de dejarse maravillar por cada escena y con cada entorno es algo con lo que antes no contaba la saga y que ha cogido directamente de su “enemiga natural”, Star Wars. Curiosamente, hay partes casi calcadas de la saga de Lucas, y es que aparte de planetas destrozados y viejos sabios que ayudan a crecer al joven protagonista (la manera en la que sucede es casi calcada a como Obi-Wan salva a Luke de los Tusken), hasta han metido una escena muy a lo “siempre hay un pez más grande”. Pero todos sabemos que Abrams es un ávido seguidor de Star Wars (si no mirad Perdidos), y si ha cogido elementos como la espectacularidad y el desarrollo de los personajes de ahí, se le perdona porque le sienta estupendamente a la película.


La banda sonora también juega un papel muy importante en cuanto a espectacularidad se refiere, y de esto el responsable es el ganador del Oscar Michael Giacchino. No sólo ha trabajado eficientemente con Abrams en el pasado (Perdidos, M:I 3) si no que es uno de los compositores más a tener en cuenta de los últimos años (Speed Racer, Los Increíbles, el tema de Cloverfield…). Pero aunque la calidad de las composiciones son un acompañamiento estupendo a las imágenes, lo cierto es que Giacchino se repite un poco. Es algo decepcionante que en toda la película, aparte del famoso tema principal de Star Trek que se deja para el final, sólo parece haber un tema que cambia de tempo e intensidad según la escena. ¿Dónde están los temas de los distintos personajes o de los planetas? Bueno, hay un vaguísimo tema para Nero, el villano, y otro muy oriental, casi de samurai, para Spock, pero nada muy icónico, lo que hace que ese tema del que hablaba que se repite todo el rato pueda llegar a cansar aunque suene muy bien.


Por supuesto, los efectos especiales son, como dirían los yanquis “Top Notch”, o como diríamos nosotros, la “Repanocha”, por lo que es más que recomendable ver las escenas de batalla espacial en una sala enorme. Por fin Star Trek no parece una película de submarinos cualquiera, y las estilizadas naves transmiten velocidad y potencia. Los seres que pululan la galaxia también están mejor caracterizados, y aunque un vulcano seguirá siendo un señor con las orejas y las cejas de punta, hay alienígenas que son fantásticos, con mención especial para el “cara-larga” que está en el bar y los monstruos del planeta helado, además del simpático cabeza repollo que acompaña a Scotty a modo de Chewbacka. La cinematografía, el diseño de producción, el maquillaje… todo está acertadísimo, y están a años luz de lo que hemos visto usualmente emparentado a Star Trek.


Hace cinco años, si alguien me hubiera dicho que estaría contento por haber ido a ver una película de Star Trek al cine, le diría que está mal de la cabeza, pero tras ver el nuevo arranque de la serie sólo puedo decir que salí más que satisfecho de la sala. No creo que consiga una nueva generación de admiradores, ya que no es que esté dirigida a los niños, pero si es cierto que cualquiera que disfrute ligeramente la ciencia-ficción y sobretodo las aventuras va a encontrar una película muy palomitera y muy sólida en esta Star Trek. No es que reinvente la rueda, pero sí que deja en el espectador las ganas de ver a Kirk, Spock y el resto de la tripulación del Enterprise buscando nuevas aventuras y yendo audazmente a lugares donde ningún hombre ha estado antes, o por lo menos, mientras directores tan talentosos como Abrams sigan abordo.



4 comentarios:

silentlau dijo...

Pero qué rapidez!!!
Muy chula la review. Y no sabes lo que me he reído con lo de los 25 años sentadito esperando la venganza (que por cierto, me sigue pareciendo algo tan superficial por parte del personaje que le quita incluso profundidad). Es una putada, porque "Nero Express" hubiese podido dar muchísimo de si.
La verdad es que, para no ser seguidora de la saga, a mi me gustó bastante (un pelín flojita), pocas películas actualmente se me han hecho tan cortas como ésta.
Y Sylar, perdón, Spock, me encanta.
Qué poquito queda ya para ver a John Connor adulto!!!!

silentlau dijo...

Por cierto, una duda que siempre me ha carcomido la curiosidad: ¿¿qué sentido tiene cada uno de los colores de los uniformes de la tripulación??

Unknown dijo...

En cuanto a lo de los uniformes, nunca lo he sabido la verdad... Aunque me da a mí que los amarillos están por encima y los rojos son los que están al final de la cadena d mando, pero es sólo una suposición.

P.D.: Lo más curioso de la peli, ¡que Uhura pide un Slusho en el bar!

silentlau dijo...

Mierda, es verdad!!!!!!!
No me fijé en el momento...
También es marca JJ Abrams la tipografía: es la misma que utiliza, que yo recuerde, en las series "Lost" y "Fringe" (que, por cierto, siempre me olvido recomendaros y cada vez me engancha más).