sábado, febrero 07, 2009

ESPECIAL: INVASIÓN ALIENÍGENA 5





¡Febrero os trae el quinto especial sobre Invasiones Alienígenas, Pulpomaníacos! Poco a poco esto va llegando a su fin, pero antes de meternos con Ultimátum a la Tierra, me faltaba otra pequeña pinícula en el tintero.

Aunque lo de pequeña es un poco “relativo”, ya que se trata de la película de invasión extraterrestre más a gran escala que se ha hecho hasta hoy…


Especial Invasión Alienígena 5: ID4 – Independence Day


El planeta origen

Cine de los años 70, seguramente la época dorada del cine de catástrofes: Aeropuerto, La Aventura del Poseidón, Terremoto, El Coloso en Llamas, Meteoro,… Películas que fueron capaces de transmitir el abanico de emociones más intensas, debido seguramente a la grandeza de los acontecimientos narrados. Todas ellas compartían ciertos elementos comunes, y por tanto, eran fáciles de predecir después de haber visto un par, pero aún así, seguían dejándonos con la boca abierta cuando veíamos sus escenas más aterradoras, esas en las que montones de personas se extinguían al unísono tras sufrir el enfado de la madre naturaleza.


En cambio, en estos albores del siglo 21, las películas se han vuelto más intimistas en su mayoría, aunque la fuerza de los efectos especiales podría darle una lección a lo que se hizo hace treinta años. Pero entre directores que escogen grabar con falsa cámara en mano o en las que se elimina el protagonista coral para concentrarlo en el individuo destaca un director que hizo de los 90 una época perfecta para remozar el género: estoy hablando del alemán Roland Emmerich.


Un poquito de Méliès, unas pizcas de la productora japonesa Toho, unas cucharadas soperas de Spielberg y una cuba de George Pal y ya tenemos los ingredientes indispensables para hacernos un Emmerich y comenzar a rodar destrozos. Hoy en día, si vemos un trailer en el que presenciemos cualquier desgracia natural a lo bestia, nos viene a la mente este director germano que se la tiene jurada a la ciudad de Nueva York. Soldado Universal y Stargate son películas muy reconocidas dentro del género de Ciencia-Ficción, e incluso la segunda goza de cierto culto friki gracias a su interminable serie televisiva, pero la primera gran película de Emmerich devolvería a los alienígenas al puesto que les correspondía, la de villanos que pueden destruir el mundo de forma inevitable.


Documentos Fílmicos

Independence Day fue una de esas películas de los noventa (si no la más importante) que comenzó la moda “anti-yanqui” en cuanto a cultura cinematográfica se refiere. ¿Las razones? Bueno, todo deriva de la referencia más clara a la cultura norteamericana, y es el título que hace referencia a su festividad más importante. Por supuesto los monólogos patrióticos, el descubrimiento por los estadounidenses del punto débil del invasor y que el presidente se monte en un caza para tirar abajo platillos volantes también eran elementos que ayudaban mucho a que el público internacional la rechazara un poco. Pero aunque se convirtió en una película altamente criticada por estos motivos (y algunos más a los que haré referencia), lo cierto es que fue bastante a posteriori de su fecha de estreno, porque Independence Day recaudó en el mundo entero la friolera de 817 millones de dólares en el año 96, y más de 500 es de los “extranjeros”, es decir, de fuera de los Estates. Y es que entre sus fallos, la película no deja indiferente al espectador, ya que su espectacularidad, aún hoy día, es de las mejores conseguidas de la historia del cine.





Al igual que en las antiguas películas de desastres, todo comienza tranquilo en el mundo en el que nos ha tocado vivir, y muchos personajes se nos presentan para ver su día a día y cuales son sus características más llamativas que por supuesto luego pueden intervenir en la salvación del planeta o en su propia muerte… Y es que ID4 no deja de ser una película coral en la que no hay protagonista supremo, por mucho que haya gente que defienda que se trate de un blockbuster más de Will Smith. Claramente, tampoco falta la perspectiva “gubernamental” formada por la mezcla de los militares y la presidencia que debe haber en todas las películas de este estilo. La película, no trata sobre otra cosa que de la supervivencia del género humano, y por eso se nos lanzan personajes en la trama que van desde un humilde fumigador borracho del centro del país hasta el ocupante de la Casa Blanca. Gracias a esto, la película ya cuenta con un factor humano mayor del que suelen tener el resto de películas, ya que si bien uno puede odiar a un personaje, puede simpatizar con otro, aparte del hecho de que no hay ningún villano entre los seres humanos.






Luego ID4 es una película tremendamente darwinista, y aunque se nos presenta a los extraterrestres como los malvados supremos, lo cierto es que sólo los tachamos como tales porque nos ha tocado a nosotros ser sus victimas. Es como si una mosca le dijera la araña que no tiene corazón; es un problema de la no identificación con el ser que va a acabar con tu existencia. Por ello, como no hay realmente nadie que tenga la razón, se trata de ver quién es más fuerte para superar la adversidad. Un tema tan universal como éste, es normal que sea tan poderoso como para agarrar al público a su butaca.





Pero a esto hay que sumarle que Emmerich es un director con una facilidad pasmosa para la narrativa visual, sobretodo a la que el ancho y alto de la pantalla se le queda pequeña. Emmerich es sinónimo de espectacularidad. Montones de personajes, varias ciudades, miles de naves luchando contra los cientos de cazas humanos y explosiones que son capaces de retener en nuestra retina y nuestra memoria imágenes tan icónicas como la destrucción de la Casa Blanca, son cosas que en la sala del cine dejan boquiabierto al menos impresionable. El guión que firma junto con su antiguo socio Dean Devlin (que le ha acompañado desde Soladado Universal hasta Godzilla), no sólo tiene escenas de acción que empequeñecen lo típico visto en el género, si no que también es capaz de transmitir terror y tensión en alguna que otra escena como la de la autopsia en la famosa Área 51 o hacer reír al espectador gracias a ciertas situaciones y personajes secundarios. Por supuesto, hay referencias pulp de todo tipo, comenzando por el mencionado laboratorio secreto de Rosswell del que todo el mundo conoce la “leyenda urbana” sobre el accidente alienígena y sumando elementos como los famosos escudos de fuerza, la típica acción fallida del ataque nuclear e incluso una solución para la amenaza que se basa de una forma un tanto original en el final de La Guerra de los Mundos.


Anatomía del Invasor

Los alienígenas de Independence Day no tienen ningún nombre rimbombante ni un planeta de origen claro. Lo único que se sabe, gracias a su sistema telepático de comunicación, es que en su hogar se quedaron sin recursos naturales, por lo que van de planeta en planeta buscando riquezas, combustible y alimento, y en cuanto los gastan recogen sus cosas y se van a otro mundo.







Su anatomía es bastante curiosa, ya que se podría decir que tienen dos aspectos físicos, aunque realmente el que usan para la guerra es un exoesqueleto o armadura biológica que bien podría haber sido fabricada o incluso cultivada como un organismo aparte, como parecen apuntar las declaraciones de su diseñador Patrick Tatopoulos. Esta bio-armadura supera los dos metros con facilidad, y cuenta con dos pares de extremidades no muy diferentes de las humanas, con la excepción de que cuentan con cuatro dedos larguísimos en las manos y dos en los pies, que se contraen hacia dentro para caminar sobre su superficie exterior, al contrario que en los homínidos. También cuentan con otros apéndices extra como son los cuatro pares de tentáculos que salen de su espalda, cuya longitud es exactamente la misma en cada uno de ellos y que acaban en una especie de aguijón. La cabeza no posee cuello sobre el que girar, si no que sale directamente del tronco, y cuenta simplemente con dos ojos oscuros que bien podrían actuar como visores para el tripulante que lleva en el interior. El cráneo termina en una corona vertical con forma de triángulo, aunque la silueta exacta puede variar, así como la coloración externa de todo el cuerpo, dependiendo del rango u oficio que tenga el individuo.


Su segunda forma, o la original, se sitúa justo dentro de la cabeza de la bio-armadura, por lo que el tamaño de esta forma es bastante inferior. Al igual que el “traje”, la forma original cuenta con dos pares de extremidades, eso sí, hay que restarle dos dedos en cada mano y los apéndices de la espalda. El cráneo, por la parte superior, tiene una forma aplastada y redonda que mide unas tres veces el ancho de la zona de la cara, la cual sólo cuenta con dos ojos grandes de un material reflectante, por lo que no tienen ningún tipo de pupila. La ausencia de boca está justificada por la innecesidad del habla gracias a sus poderes telepáticos, pero la forma en la que se alimentan estos seres es un misterio.





En cuanto a sus transportes y armamento, cuentan con tres tipos de naves: los cazas o Atacantes, las enormes redondas y planas llamadas Destructores y la gigantesca Nave Nodriza. Esta última funciona como hogar móvil de los nómadas extraterrestres, por lo que es un mundo en miniatura, llena de calles y edificios.






También es la que carga con los Destructores, que se separan para entrar en la órbita de los planetas que van a invadir. Los Destructores tienen miles de kilómetros de diámetro, por lo que son visibles desde muy lejos, y van armados con el temible rayo de plasma o láser de color azul que es capaz de barrer una ciudad entera en cuestión de minutos. Para protegerse, los Destructores expulsan una miríada de pequeños cazas Atacantes y así acabar con pequeñas muestras de resistencia. Todas las astronaves van equipadas con un escudo de fuerza que hace imposible que un arma humana las destruya, a no ser, claro, que se destruya el generador de escudo que se sitúa en pleno centro de la nave nodriza.







El Final de la Amenaza

Gracias a las investigaciones realizadas sobre los restos de una nave y sus tripulantes en el Área 51 en Rosswell, los humanos descubren un posible punto débil dentro de la nave nodriza, ya que al inutilizar el generador de escudo, las naves que hay en la Tierra serían vulnerables. Para desactivar este generador, haría falta un virus informático que hackeara los ordenadores del centro de la nave nodriza, aunque para descargarlo en sus servidores (con un portátil Mac) haría falta ir hasta allí físicamente. Los personajes de Jeff Goldblum y Will Smith se presentan como voluntarios y vuelan hasta el hogar de los alienígenas con el caza que tenían en la base de Rosswell. Por supuesto, también llevan un misil nuclear para intentar destruir la nave.


Debido a la caída del escudo, los rebeldes humanos que quedan son capaces de coordinar un ataque en el que echan abajo los Destructores y sus cazas. Para ello sólo había que explosionar un misil o similar tras abrirse la escotilla que revela el rayo y crear una reacción en cadena.


Un final, por cierto, cuya parte del virus me parecía ridículamente imposible, y aunque el tono de la película prefiere homenajear más a los clásicos que buscar una forma nueva y realista, tiene sentido si entendemos que los ordenadores que tenemos en la actualidad han sido fabricados gracias a la retroingeniería que se ha hecho con lo que encontraron en Rosswell. De esta forma, el éxito de la compañía de Steve Jobbs tiene sentido gracias al provecho que sacó de la tecnología alienígena… Por otro lado, es curioso ver cómo cambian el concepto de “virus” de la conocida obra de H.G. Wells en esta película.



1 comentario:

silentlau dijo...

Qué bueno, jamás había caído en ese paralelismo del virus con "La guerra de los mundos".
Como siempre, genial Mr. Riptor!!!!