domingo, agosto 19, 2007
REVIEW: LOCOS POR EL SURF
Erase una vez un niño, cuya ilusión hace una semana era ver el regreso de sus héroes animados favoritos en la gran pantalla: las tortugas ninja. Pero ete aquí que en España, debido al puente de agosto, en lugar de estrenarse el viernes, se estrenó el martes anterior, para sorpresa del infante. "¡Bien! ¡han adelantado la fecha de estreno -aunque ya la habían retrasado desde marzo debido a que la Warner sólo quería sacar pelas con espartanos-con-esteroides-a-cámara-lenta-the-movie de Zack Snyder-..." pensaba el niño, aunque no podía ir a verla el martes por diversos motivos y se tuvo que esperar. Así, llegó el esperado viernes, y el niño vio decepcionado que no habían estrenado la película más que en uno de los tres cines que había en su ciudad, y era el más inaccesible. Pero al rapaz le sobraban ánimos, y tras mirar los horarios en la página oficial del cine y en la web de venta de entradas (por si acaso), se dispuso a ir a toda mecha a disfrutar de sus héroes quelonios. Una vez en el cine, llegó la decepción: las tortugas no se proyectaban a la hora que había mirado ni en ninguna de las posteriores... "¡Nooooooooo!" lloró el chico decepcionado y traicionado. Sólo quedaba una opción, el plan B: ver Locos por el Surf.
Ese "niño" era yo, y he de decir que aunque el cabreo no se me ha pasado todavía, tampoco estuvo tan mal el cambio.
Todos sabemos, y si no ya os cuento, que Sony se metió a coger un pedacito del inmenso pastel que son las películas de animación por ordenador para toda la familia a partir de Amigos en el Bosque y Moster House, ambas estrenadas el año pasado. Una pasó completamente desapercibida al estrenarse meses después que una propuesta de Dreamworks con la misma temática y la otra no encandiló a los niños aunque resultó un soplo de aire fresco. Adivinad cuál es cuál. Pero lo cierto es que la nueva película de Sony Animation Studios llevaba trabajándose desde antes incluso que las otras dos, y que como tenía que superar los problemas técnicos que suponían más de hora y media de agua en todos los estadíos posibles, se tuvo que quedar en el limbo.
La idea de la película, para alejarse de otras producciones del estilo, era llevar la historia como si de un documental o reality show se tratara, pese a que los pingüinos no iban a ser fotorrealistas como los de Happy Feet. Este quizás es uno de los triunfos de la película a la vez que puede jugar en su contra. Mientras hay espectadores que se la tragaban sin pestañear debido a que parecía un programa de TV a lo Supervivientes, había otros que se sentían extraños por no pillar el punto a la historia.
Desde luego, la trama no tiene nada del otro mundo y de hecho se puede decir que coge casi los mismos arquetipos que Cars ya mostrara el año pasado, mensaje moral incluido. Pero lo que no se puede negar es que los personajes caen simpáticos y te arrancan más de una sonrisa. Las gracias son más cercanas a los films de Pixar que a los pedos y eructos de Shrek, si bien había algunas veces en las que se podía comprobar que efectivamente el protagonista estaba en plena pubertad y se le revolucionan las hormonas. Nada se sale de madre, pero todo resulta muy divertido.
El diseño de producción también está muy acertado, ya que si bien comparte los mismos animales que en otra película que ya he nombrado antes, se distingue totalmente de la película de los pingüinos cantores. Además, está la simulación prodigiosa del agua y sus olas que salpican a la pantalla, lo que en verano se agradece bastante por alejar al espectador del sofocante calor que hay fuera de las salas. Una cosa que me gustó particularmente era el patrón gráfico distintivo de cada pingüino: el malo, Tank, lleva como unos tatuajes tribales agresivos a lo tuning, mientras que el australiano lleva los puntitos típicos de los maoríes. No deja de ser algo bastante obvio, pero le añade sal a los personajes.
Y gracias a todo esto, la película entretiene, y ése es su mayor logro. La verdad es que es una película de animación muy trabajada, y aunque la trama no tiene nada de nuevo, su original exhibición en forma de documental vale la pena por lo menos un vistazo. No tiene el brillo de las películas de Pixar ni trae cortometraje, pero qué demonios... ¡Si sale un pollo surfeando no es para perdérsela!
Publicado por Unknown en 7:39 p. m.
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1 comentario:
Tu muy buena reseña me ha alentado a verla porque parece que te lo has pasado más que bien con este film. Si hay un animal que merece ser animado ése es un pinguino. Saludos!
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