martes, mayo 11, 2010

REVIEW: IRON-MAN 2



"Yo soy Iron Man". A riesgo de poder ser algo "espoilerrífico", diré que con esa frase, en lo alto, acaba la película original dirigida por el siempre eficiente Jon Favreau y el ahora resucitado Robert Downey Jr. Muchos decían de Iron Man que fue como la nueva Superman de Richard Donner, y en parte puede que estén en lo cierto por ser increíblemente sobrevalorada, pero también en que ambas representan a un superhéroe de forma divertida y nada deprimente como muchas películas del género vienen haciendo ahora.


Pero ahora viene su inevitable secuela, y el mundo ya está volcado con el personaje de la Marvel que tan desconocido era antaño para el gran público. Las espectativas son altas, así que, ¿será ahora El Caballero Oscuro su nuevo referente, o más bien tirará a Batman & Robin?


Nuestra Review a un golpe de click.


Los superhéroes han llegado al cine para quedarse, o por lo menos eso es lo que deben haber pensado los estudios al comprobar las ridículas cantidades de dinero que están recaudando. Es por ello, que resulta el momento perfecto para producir películas en plan blockbuster de todo personaje de cómic que haya parido madre. Y la Marvel, gracias a Stan Lee, ha dado a luz unas cuantas decenas…

Iron Man era uno de esos personajes que resultaban llamativos por su iconicidad e idiosincrasia, si bien no dejaba de ser una copia del Batman que Bob Kane caracterizó en la rival DC Comics: un rico playboy, tras tener un trauma personal que le marca de por vida, decide lanzarse a proteger el mundo embutido en un traje cargado de aparatejos y tecnología imposible capaz de poner a los villanos en su sitio. Ya vemos, que como origen no es nada original, pero lo cierto es que Iron Man, y sobre todo su alter-ego Tony Stark, son mucho más que eso.

Y ése fue el gran acierto de la primera adaptación cinematográfica que se ha hecho del personaje, mantener “chulo” al héroe, y además, elevar a cotas de “molonidad” nunca antes conocidas al hombre que hay detrás. Robert Downey Jr. se comía la pantalla en una película en la que curiosamente apenas había escenas de acción, pero que se salpimentaba con actores de reparto de altura como Gwyneth Paltrow o “Su Notísima” Jeff Bridges. La trama podría no ser muy compleja (incluso bastante predecible), pero los personajes hacían bien su trabajo y resultaban frescos y creíbles.

Por eso, Favreau, a la hora de ponerse a trabajar en esta secuela, debió pensar que multiplicar sus bazas iniciales dando más “chulería” a su Tony Stark, mejorando aún más el reparto y añadiendo más acción, le ayudaría a que su secuela fuera redonda en todos los sentidos. Tristemente, no ha sido el caso.

Apuntar antes de nada que Iron Man 2 no es una película desastrosa, y ni mucho menos hiriente. Es sólo que su mayor complejidad ha convertido la secuela de una película divertida pero algo mediocre en una película divertida, algo mediocre y encima un pelín “a medias”. La estructura de la película ahora se reparte en más subtramas, porque no sólo hay más historias que contar (como por ejemplo un preludio hacia Los Vengadores), sino que también hay más personajes interpretados por actores de renombre como Scarlett Johanson, Sam Rockwell o Mikey Rourke que demandan más tiempo de pantalla. Y claro, como cada uno quiere contar su historia desde su punto de vista, al final queda una especie de película coral en la que el tiempo para cada uno de los personajes es mínimo, por lo que se quedan a medias tintas.

Es una pena que sobre todo, en el caso de los villanos, siga habiendo síntomas de subexposición, como ya ocurrió con el personaje de Bridges y su “Iron-Monger”. Ivan Vanko y Justin Hammer, los grandes oponentes de Tony Stark, son personajes con los que uno disfruta al conocerlos, pero cuando la trama avanza y se observa que no tienen ni dobles lecturas, ni códigos éticos más elaborados y ni siquiera un pasado interesante, quedan tan unidimensionales como sus “malvados” planes. Algo parecido ocurre con los secundarios “buenos” de la función. Mientras que Nick Furia y la Viuda Negra están en la película sólo para “molar” y para crear contexto y unicidad en el universo Marvel que ya se está desplegando (y si no mirad el Huevo de Pascua de después de los créditos), War Machine, que debería ayudar al protagonista de una forma más personal por estar dentro del círculo de amistad de Tony Stark, acaba por ser un comparsa más que sólo muestra su valía como punto de guión, que no como personaje.

Dicho esto, también hay que señalar momentos de lucidez como el comienzo de la película, que atrapa al espectador en menos que canta un gallo. La forma de mostrar como el ya encumbrado Tony Stark se pavonea estando en la cima es digna de verse, en particular la escena del juicio, plagada de diálogos cómicos que no tienen desperdicio. En adelante, la película sigue estando repleta de comicidad y un gran espíritu de diversión, cosa que ayuda a que Iron Man 2 permanezca como entretenimiento sin pretensiones; pero al igual que ocurría en su primera parte, éstas juegan en detrimento de las partes más dramáticas, que tienen menos tiempo de desarrollo. Sin caer en los spoilers, habría que comentar que es especialmente hiriente el fragmento de la película, justo antes de dar comienzo al tercer acto, en el que el protagonista ya caído, vuelve a resurgir gracias a una subtrama facilona, corta e incluso algo incomprensible.

La acción, desde luego, ha mejorado bastante, con fragmentos espectaculares como el enfrentamiento de Whiplash y Iron Man en Mónaco y por supuesto el último tercio de la película. Pero si bien impresiona más que en la primera parte, en realidad su duración va pareja, con lo que los que tengan ganas de estopa van a salir algo decepcionados; Iron Man 2, igual que su predecesora, es una película de personajes. Y bueno, sigue teniendo la misma tara en el enfrentamiento final, que curiosamente es prácticamente calcado y resulta insuficiente y algo anticlimático.

Con todo, Iron Man 2 no deja de ser un western en el que el ahora el amado e invencible Sheriff del lugar recibe una cura de humildad gracias a otros personajes oponentes que recogen el testigo del desafío. Los personajes en general son arquetípicos, y no son más que engranajes que ayudan a contar una historia puramente americana en la que se discute el poder, las alianzas y sobre todo el estado del militarismo y los tejemanejes de las grandes empresas. También comentan mucho el tema de “el legado” pero lo cierto es que no llega a ninguna parte, por mucho que sea la palabra que más está en boca de los personajes. La película tiene sus más y sus menos, pero en su conjunto, Iron Man 2, aunque sea “un videoclip largo de AC/ DC” como decía un colega al salir de la sala, no deja de ser un producto ameno y disfrutable.


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