viernes, mayo 28, 2010

CÓMICS: REVIEW DE KICK ASS



Si pensabais que Iron Man 2 iba a ser la película de superhéroes del año, estabais muy equivocados, PulpoManíacos. Puede que no tengamos muchos aspirantes al trono en este 2010, pero os aseguro que el próximo contendiente os va a patear el culo a base de bien. Después de todo, su nombre no es otro que Kick Ass.


Pero todo tiene un comienzo, y como adaptación fílmica de superhéroes que es, Kick Ass también tiene un cómic que le precede. Coincidiendo con la reedición en forma de tomo que se ha publicado en España y a escasos días de su estreno por las salas nacionales, os traemos una review en toda regla del cómic firmado por Mark Millar y John Romita Jr. para que estéis preparados para la que se avecina.

No seáis tímidos y seguid leyendo después del salto.


Los cómics de superhéroes se han convertido en algo más que un simple entretenimiento impreso, algo superior al fetiche de los coleccionistas y sobretodo, algo que va más allá de un material que sirve de base para crear una parafernalia consumista que no debe faltar en ningún restaurante de hamburguesas. Porque los superhéroes son eso y mucho más.


Como decía el personaje de Samuel L. Jackson en la formidable película de Shyamalan El Protegido, los superhéroes no son otra cosa que el sustituto contemporáneo, capitalista y pop de la mitología clásica. Eso, y que en lugar de vestir largas y lujosas túnicas o armaduras de acero, suele haber una predilección especial por los pijamas de colores. Pero hey, eso es parte de la magia.


Si estás leyendo en este blog, lo más seguro es que ya te conozcas de sobra los códigos y clichés que forman parte del universo superheroico, así que sobra enumerar los cientos de elementos típicos del origen, idiosincrasia y personificación de la némesis del héroe. Es más, seguro que te fastidia sobremanera cuando uno de esos elementos no es trasladado como dios manda a la gran pantalla o a cualquiera de las traslaciones a otros medios que se suele hacer de uno de estos personajes. Pero si eres un verdadero amante de los superhéroes, seguro que también ha pasado por tu cabeza esta reflexión: ¿por qué no hay superhéroes en el mundo real? Y en último lugar, ¿por qué no me hago yo un superhéroe?


Estoy convencido de que esta idea ha pasado por la mente de prácticamente el 99% de los que estáis leyendo estos párrafos (el uno por ciento restante simplemente no quiere reconocerlo), pero al igual que todos hemos pensado en ello, también lo hemos superado cuando dimos el paso a la pubertad y el sexo opuesto, las fiestas y la pasta constituyeron los pilares más importantes de nuestra existencia. Bueno, también pueda ser que fuéramos demasiado cobardes como para intentarlo. Pero ése no es el caso de Dave Lizewski, el protagonista del cómic que nos ocupa.






En plena generación YouTube, cada vez hay más cabestros dispuestos a mostrar al mundo sus barrabasadas en calidad de 2 megapixels, y lo que hace unos pocos años podía haber quedado como algo anecdótico, hoy puede convertirse en fenómeno mundial y sus protagonistas en auténticos “héroes urbanos”. Por eso Dave llega tan alto, y no porque le haya mordido una araña radioactiva o provenga de un planeta más avanzado. Según nos describe la trama del cómic, Dave no es precisamente el típico capitán del equipo de fútbol (ese arquetipo de “guay” que ya hemos asimilado por la cultura audiovisual yanqui), pero es que tampoco es el extremo opuesto, el perdedor cuya vida es una encarnación ambulante de las leyes de Murphy y que ya estamos cansados de ver. Lo más curioso del protagonista de Kick Ass es que es aún más realista que cualquier otro personaje que podamos haber conocido en las páginas de un tebeo, ya que es igual que la gran mayoría de los adolescentes que pueblan nuestra sociedad: es alguien totalmente anónimo.


Los adolescentes son personas alienadas por naturaleza. Están justo en esa época en la que no pertenecen ni al mundo de los niños ni al de los adultos; están en tierra de nadie. Y ya no sólo en cuanto a su físico en transición, sino también por sus gustos y por su moralidad. Dave Lizewski está harto de vivir en un mundo que no tiene sentido para él, así que decide darle su propio sentido. Llegó la hora de salir a la calle con un traje colorista (hortera) y luchar contra el mal, cosa que además influirá a que más personas den el salto; y no todas tienen el mismo código de honor que el insensato Dave. Como os podéis imaginar, esto no termina siendo una idea tan buena después de todo…


El escritor Mark Millar plasma a la perfección un mundo igual al nuestro con personajes que podrían ser nuestros propios vecinos. Los protagonistas pueden llevar pijamas de colores para ir por la calle, pero lo cierto es por dentro no dejan de ser personas más cercanas a Gran Hermano que a Heroes, con todo lo que ello conlleva. No veréis a ningún personaje soltar un ¡Cáspita!, ni una frasecita ingeniosa justo antes de pegarle al malo, y cuando llegan a casa, en lugar de ponerse a buscar perfiles criminales con una supercomputadora, se inclinan más por bajarse lo último de Jena Jameson u otra pornstar al uso por internet. Es por eso por lo que es increíblemente fácil meterse en la piel de Dave y compañía, y no me refiero (sólo) al porno, sino porque Millar es capaz de poner en la boca de estos personajes nuestros propios pensamientos en primera persona. Ya lo hizo con mucho acierto en Wanted y, en menor medida por estar más cercanos a semidioses que a gente de la calle, en Los Ultimates, pero nunca había sido tan cercano a su público como en Kick Ass, creando la fantasía salvaje de cualquier friki.


Pero el guión creado por Millar no sería nada si no fuera por el trabajo tan fresco que realiza John Romita Jr. con los lápices. La naturalidad de las frases del escritor se conjugan en una preciosa y a veces bizarra armonía con los dibujos de Romita. Puede que no sea el mejor trabajo que el artista ha realizado en toda su carrera, ya que muchos defenderán que ese puesto pertenece a El Hombre Sin Miedo, pero se nota el buen hacer y el cariño que ha vertido a cada una de las viñetas. La narración no es nada compleja, y está más cercana al lenguaje cinematográfico que a una novela gráfica al uso, por lo que no es de extrañar que hayan querido lleva r a Kick Ass al cine. Incluso podría jurar que se tarda lo mismo en leer este cómic que lo que probablemente dure su adaptación.


También habría que destacar, que tanto por el lenguaje escrito como en el gráfico, Kick Ass se sentiría más cómodo en el universo de Tarantino que en el de Stan Lee. Si ya he avisado de que los personajes juran y perjuran una y otra vez, ahora me toca resaltar que los niveles de hemoglobina en este cómic son comparables a las escenas más violentas de Kill Bill. Esto rompe bastante con la típica autocensura propia de cómics más mainstream. Todos conocemos al Castigador (Punisher) o a Lobezno, y sabemos que son personajes bastante viscerales, pero no le llegarían a la suela de los zapatos a Hit Girl, una niña de 10 años capaz de rebanar pescuezos a pares con la facilidad de un maestro ninja. Normalmente, el gore más exagerado va inherentemente unido a la diversión, y Kick Ass no es diferente. Pero como es marca de la casa, Millar es capaz de llevarnos a la reflexión gracias a los paralelismos que establece con eventos y temas propios de nuestra vida cotidiana. Hay una pequeña dosis de crítica social, sí, pero no es la base de la obra, por lo que el disfrute y la diversión están por encima de todo.






Al final, por mucho que Kick Ass sea rápido y fácil de leer, y tenga una trama bastante sencilla, Millar y Romita Jr. triunfan en llevar una premisa tan interesante a buen puerto. Prácticamente, no hay ninguna queja por mi parte, aunque sí es cierto que hay algunos giros de guión que se ven a lo lejos. Puede que no sea la historia más original que se haya gestado en este tipo de género, sobre todo si recordamos clásicos del cine como El Protegido y no-tan-clásicos como Blankman de los Wayans, pero la frescura inunda todos los poros de la obra, que coge los elementos necesarios de la cultura Pop y Geek. Los personajes y el dinamismo con grandes dosis de violencia que llenan las páginas del cómic son de los más entretenidos que se haya lanzado últimamente, y sólo por ello, recomiendo su lectura. Pero lo que más me ha llamado de esta obra no es sólo su nivel de espectáculo o su nivel de crítica social, si no que más allá de todo estor, es capaz de hablar de tú a tú a todos los lectores acérrimos de este tipo de arte y al mismo tiempo ser totalmente comprensible para alguien que no se haya visto ni las películas de Spider-Man, y eso es un gran logro.


En cuanto a si leerlo antes o después de ver la película que se estrena el 4 de junio, eso ya es una elección personal. A un servidor le gusta empaparse de las raíces de una película antes de pagar la entrada del cine, pero quizás en la mayoría de los casos, esto sólo sirve para decepcionarse con lo que luego es trasladado a la pantalla. Si Wanted me enseñó algo aparte de dar efecto a las balas, es que las películas basadas en un cómic deben disfrutarse por lo que son, no por lo que las precede, así que hazte un favor y cómprate el cómic de todas formas. Ya decidirás según el ansia que tengas si prefieres leerlo antes o después.



2 comentarios:

silentlau dijo...

Este blog no puede estar paradoooo!!! Give us more!!

Ceballos dijo...

Síi, no hay vacaciones para nadie aquí!

Ya no se mueve ni el twitter, como para "The A team" no haya nada, va a venir la comisión del Blogger y te va a quitar la licencia...