viernes, junio 12, 2009
REVIEW: TERMINATOR SALVATION
Por fin he terminado de escribir el tocho sobre la continuación de una de las sagas más icónicas de todos los tiempos. Mi trabajito me ha costado, pero aviso, no podía hablar debidamente sobre la película sin contar cosas que los que no la hayáis visto no deberíais saber.
SPOILERS A GO-GO! Que el que avisa no es traidor.
Terminator 2 fue una de esas películas que caló hondamente en mi persona desde mi infancia, como seguramente le ha pasado a medio mundo. Para mí, fue el primer contacto con la saga de James Cameron, y lo cierto es que en principio no me causó demasiada curiosidad por ver la primera parte, ya que la historia y los personajes estaban tan bien construidos que se entendía la totalidad de la trama a la perfección. Además, los revolucionarios efectos especiales que presentaba y el imborrable carisma de Arnold Schwarzenegger hacían de Terminator 2 una experiencia cinematográfica redonda. Con el tiempo tuve el valor de asomarme a la primera película y por supuesto no salí decepcionado. Aunque se trata sin duda de una película de serie B sin demasiadas pretensiones, lo cierto es que establece una mitología e iconologías mucho más potentes que la mayoría de las películas de la época (y del presente, todo sea dicho), lo que hizo que se convirtiera en un film de culto.
Pero lo más importante fue que me di cuenta de que las historias que contaba Cameron no trataban principalmente sobre seres fantásticos o paradojas imposibles, si no que nos metía de lleno en las almas de los personajes que pueblan sus historias, además de contarnos con todo lujo de detalles cómo se relacionaban entre sí. Así, establece una conexión especial con el espectador, ya que aunque nuestra personalidad pueda distar bastante de cualquiera de estos personajes, lo cierto es que el director los mima lo suficiente como para que nos paremos de vez en cuando para entenderlos, para meternos en su piel. Terminator era el sacrificio de Kyle Reese, era la fortaleza de Sarah Connor y era la lucha contra el destino de John Connor. Luego por supuesto estaba el paralelismo con las máquinas, lo que le daba ese punto de ciencia –ficción introspectiva que tanto enriquecía a la película.
Estos ingredientes hicieron que la gente tuviera esas películas en un lugar especial de su corazón (aunque insisto, en general más la segunda). Por supuesto, cuando se anunció una tercera película para la saga sin Cameron, la gente (y al principio yo mismo) se tiraba de los pelos. Después de tantos años, no podía venir un estudio y decidir hacer una nueva entrega sin el genio que dio a luz a las originales. Además, ¿qué iba a contar a estas alturas si el día del juicio final ya se había evitado? Bueno, pues lo cierto es que el propio Cameron, a saber si a conciencia o no, se dejó alguna que otra pregunta sin respuesta, cosa que La Rebelión de las Máquinas se ocupo de rescatar. Después de tantas paradojas temporales y robots viniendo al pasado de vez en cuando sin darse cuenta de que es imposible destruir a Connor, hacía falta que la historia cerrara de alguna forma, por lo menos, la parte previa que llevaría definitivamente a John Connor a convertirse en el líder de la resistencia que hemos visto en los flashforward de cada peli. Y vaya si la tercera parte, eficientemente dirigida por Jonathan Mostow, lo hace: un nuevo tipo de terminator, más eficiente como infiltrador por ser una mujer, entra en escena; asistimos al nacimiento de Skynet y como engaña a los humanos desde el principio, y por último, el final que aunque anticlimático en apariencia, es lo que tenía que ser desde el principio. Todas estas cosas, sumadas a un Schwarzenegger todavía sin ganas de retirarse y a unos magnificos Stan Winston Studio e ILM para los efectos, hacían de Terminator 3 una película muy disfrutable.
A partir de ahí, ya la gente esperaba una sola cosa para el futuro de la franquicia (y nunca mejor dicho), la propia batalla post-apocalíptica entre los hombres y las máquinas. Aunque personalmente ya me daba por satisfecho con el final de la anterior entrega, es cierto que se quedaba una cosa en el aire, que no es otra cosa que saber cuál es finalmente el bando que ganará la guerra, y aquí es donde entra McG en escena. Joseph McGinty no es un nombre que dice mucho de primeras, pero si recordamos que es el cineasta que bajo el pseudónimo de McG dirigió las dos partes de las destructivas adaptaciones cinematográficas de la serie de Los Ángeles de Charlie, ya podemos echarnos a temblar.
¿Cómo iba a ser ese el tipo que iba a meterse a realizar una nueva película de Terminator? Lo cierto es que la cosa no pintaba bien, pero el hombre hizo todo lo que pudo de forma correcta desde el comienzo: contrató a Christian Bale para dar vida al famoso líder de la resistencia humana, continuaba con lo contado en las últimas películas, poniendo de nuevo al personaje de la mujer de Connor para dar continuidad, y por supuesto contrató de nuevo a la ILM y al genial Stan Winston para dar vida a los engendros mecánicos; incluso se pudo traer a Jonathan Nolan (hermano de Christopher y co-autor de El Caballero Oscuro) para retocar ciertos aspectos del guión de Brancato y Ferris. Eso y el arte conceptual que se filtraba de vez en cuando por internet indicaban que la cosa se estaba haciendo como debía, y que la película iba a representar ese mundo destruido pero infectada de máquinas asesinas que todos estábamos esperando ver.
Pero algo ha salido mal, es lo único que puedo pensar tras ver la película. Y mira que las casi dos horas que dura se me pasaron volando. La acción está muy bien dirigida y los efectos especiales son los mejores de toda la saga, e incluso el reparto tiene su gracia; pero la historia no es la que uno esperaría de una continuación de la excelente mitología creada por Cameron.
La película está llena de referencias y guiños a las tres partes anteriores, sobre todo a las dos primeras, para intentar captar a los fans de la saga, pero desgraciadamente no tiene mucho que añadir para ayudar a construir esa mitología y hacerla aún más grande. Y sí, los terminators están ahí, incluido el ya conocido por todos cameo de Schwarzenegger, así como los Cazadores Asesinos, Skynet y demás parafernalia, y todos, a excepción de la última como hablaré más adelante, están representados de forma exquisita. No me malentendáis, la película entretiene como pocas, y cada vez que sale alguno de los elementos que acabo de decir, uno se siente algo emocionado por volver a verlos en la pantalla grande. Pero mientras McG y sus guionistas (y seguramente también los productores) se han preocupado en hacer una película SOBRE terminators, se han olvidado de hacer una película DE Terminator. Es decir, es una película con casi todos los ingredientes que necesitamos los ávidos consumidores de la franquicia pero que no sabe a Terminator.
¿Cuál es el problema entonces? Pues que aunque han clavado el tema del diseño y efectos y han elegido a un puñado de actores más que decentes, lo cierto es que nunca parecen estar de acuerdo hacía dónde quieren que se dirija la saga. El ejemplo más claro es el del nuevo elemento que han introducido, Marcus Wright, un personaje que sale de la nada y que supone el primer híbrido humano-máquina de la saga. Pero una vez vista la película, uno se da cuenta de que ni su pasado está muy claro ni mucho menos su futuro… ¿Y para qué existe ese personaje? ¿Para dar clases de humanidad a Connor, de mostrarle que una máquina es capaz de ayudar a los seres humanos? Pero si se supone que ha tenido dos encuentros con terminators tanto asesinos como protectores, ¿por qué Connor desconfía tanto de Marcus? Las dudas que suponen estas preguntas no se aclaran ni cuando ya están pasando los créditos, así que uno se queda con más cuestiones en la cabeza que cuando aún no se ha empezado a ver la película.
Pero esto en particular es una pena, porque el personaje de Marcus tiene miga suficiente como para plantarle cara al propio John Connor, y de hecho apuesto que en el guión original este nuevo personaje tenía más protagonismo. Aunque claro, en el momento en el que se contrata a una estrella de la envergadura de Bale, es difícil decirle que él sólo va a ser un personaje de fondo y no principal. Seguramente, las nuevas escenas de Connor fueron las escritas por el propio Nolan, y ahí está el fallo, ya que hace patente la irregularidad de la trama. En lugar de mostrarnos con claridad y con la profundidad que requiere el arco del nuevo personaje, se nos mezclan subtramas de él con la de Kyle Reese (cuyo personaje pedía más también por cierto) y con la del propio Connor. Ninguno de los personajes adquiere peso en la historia, y ninguno parece evolucionar. Esto es precisamente lo que más me fastidia de la película y lo que más hace que se distante de los niveles de excelencia de la saga.
Si se hubieran preocupado desde el principio en dejar un guión bien cerrado y con una buena historia que contar en lugar de intentar meter con calzador material que luego no iba a ninguna parte, probablemente esta Terminator Salvation estaría a la altura de las originales. El primer acto está bastante bien contado, y sirve bastante bien como material de presentación para meternos de lleno en el escenario post-apocalíptico que propone la película, pero es cuando avanza la cosa cuando uno se da cuenta de que había buenas ideas en el material base, pero que por no darle más vueltas al asunto o por simplemente no tener lo que hay que tener, decidieron dejarlo todo en un tono más “templado” que fuera más acorde con la típica película de acción para adolescentes. Por mucho que McG intentara tranquilizar a las masas diciendo que eso no iba a influir en el producto porque buscaban un enfoque serio y violento del estilo de El Caballero Oscuro (también catalogada como “No recomendada para menores de 13 años”), lo cierto es que ha conseguido que algo como los terminators no sean amenazantes para nada. Y es que, que yo recuerde, no hay ninguna víctima mortal directa por parte de las creaciones de Skynet.
Y es que el tema de los terminator es importante, ya que no sólo da título al film, si no que es lo que los espectadores queremos ver desde el minuto en el que comienza la película. Son seres tan icónicos que desde la primera vez que se ven dejan una huella indeleble. Como ya he comentado antes, Stan Winston y la ILM han hecho un trabajo increíble, haciendo que la animación y el acabado sea el mejor visto hasta el momento. De hecho, en este sentido, son inmejorables; no se van a poder mejorar los terminators de aquí en adelante. Pero en cuanto a lo que transmitían… eso sí que está perdido. No hay un momento en la película en la que estas poderosas máquinas asusten, acongojen, creen tensión o nos hagan contener la respiración, excepto en dos secuencias: la del Cosechador y la del T-800. Las razones por las que la primera secuencia señalada tiene éxito en mantener al espectador agarrado a la silla son bastante sencillas, y es que sólo hay que hacerse a la idea de lo que un terminator del tamaño de un edificio puede hacer, y eso sumado al excelente diseño de sonido hace que la secuencia sea sencillamente espectacular.
La secuencia del T-800 es para echarla de comer aparte. No es sólo el terminator por excelencia, si no que gracias a la tecnología actual se ha conseguido devolver a Arnold Schwarzenegger a la juventud, y el resultado hace que se te pongan los pelos como escarpias. Es la única secuencia en la que de verdad hay un terminator, la única en la que los protagonistas son seres indefensos que no pueden hacer nada frente al inexorable asesino mecánico que se les viene encima. Aún así, por culpa de que la película está indicada al público joven, el robot lo único que hace es coger en volandas a Connor y lanzarlo contra una pared. Así repetidas veces. ¿Os acordáis cuando los terminators atravesaban a la gente con sus brazos desnudos en las anteriores películas? Olvidaos, aquí han sido entrenados para amontonar sacos. Y todo esto obviando el tema de por qué Skynet deja como trampa para matar a Connor a un cyborg desnudo y sin ningún tipo de arma de fuego…
Porque es que Skynet tampoco se libra en esta película. Todo lo planeado y construido por la inteligencia artificial que casi acaba con la humanidad de un plumazo parece que es de todo menos inteligente. Todo nos es desvelado al final, al mismo tiempo que al personaje de Marcus, al que Skynet llama el infiltrador perfecto, aunque su única función no era precisamente matar a John Connor o a Kyle Reese (con los que se cruza bastante a menudo), si no simplemente llegar a una de las sedes de Skynet misma para contarle el plan como un malo de James Bond. Es uno de sus primeros fallos, el no haber dado otras instrucciones a Marcus para acabar la guerra, pero es que aún hay más. Skynet (a todo esto con la cara de Helena Boham Carter en una pantalla plana de un despacho con pinta de local de dentista) revela que la señal que los humanos creían haber desvelado para desactivar a las máquinas sólo era un ardid para detectarlos a ellos y así cargárselos de un solo golpe. Así, a priori parece un plan bastante efectivo, del estilo del propio emperador Palpatine se podría decir, si no fuera porque John Connor se tira toda la película, atención, ¡mandando mensajes de radio FM a todos los humanos restantes! Por supuesto, en lugar de detectar el emisor de ondas de radio para matar a su líder, destruyen un submarino con unos cuantos militares, al que Skynet llama con la boca llena “la totalidad de la resistencia”.
La sensación que uno tiene nada más salir de la sala es de ligera satisfacción tras haber visto una peli decente de acción y efectos, pero tras un par de minutos, cuando la cabeza empieza a dar vueltas, es cuando la película cae con todo el equipo. A lo largo de la crítica habréis visto una buena cantidad de cosas que me sacaban de quicio, un montón de preguntas sin respuestas y de artilugios de la trama demasiado pobres. Son cosas que uno puede pasar más o menos por encima dependiendo de su grado de admiración por las películas anteriores. Por eso, y como alguien que tiene la historia comenzada por un joven James Cameron como algo que definió parte de mi vida, me siento muy decepcionado. Decepcionado por las cosas sin sentido, por las incongruencias con lo ya construido, por los agujeros de guión, por un final a medio gas y sobretodo por las oportunidades perdidas de lo que se podía llegar a contar.
Si te consideras como un amante del cine de acción sin complejos y te gusta ver bicharracos de metal volando cosas por los aires, esta película te entretendrá, por lo que puedes sumarle un pulpillo al Pulpímetro. Eso sí, si siempre te has considerado un fan de Terminator, no te gusta la serie de Sarah Connor porque se salta a la torera todo lo que tiene que ver con la saga y te gusta que todo esté tan bien pensado como en las pelis de Cameron, Terminator Salvation no es para ti, así que réstale un pulpillo, ya que es la peor de las cuatro. ¿Qué futuro le deparará a la saga? Lo desconozco, aunque probablemente el box office europeo haga llegar a la película al mínimo deseado por los estudios tras la poca aceptación americana. Espero que si eso llega a hacerse realidad, los productores, el director y los guionistas no terminen de destrozar la saga.
Publicado por Unknown en 12:24 a. m.
Etiquetas: Películas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
A mi ya me fastidiaba que la película no contara un gran momento de la guerra, sino un pequeño episodio. Skynet destruye un submarino y la Resistencia un edificio de oficinas, la guerra está como cuando empieza la película. Connor y Reese se han conocido y el primero se ha hecho líder, y sin embargo no hay una sensación de haber presenciado un gran acontecimiento. Es mas, ¿qué es lo que se salva para poner ese título?. Luego por supuesto están los cientos de errores estúpidos que le perdonarías a una buena película, pero le restriegas a una que se queda a medio gas: entrada para MP3 en mototerminator, paneles táctiles en una ciudad de robots, Kyle defendiendo L.A. él solo, terminators que coleccionan humanos por el placer de hacerlo... Y la gran carencia: un auténtico ejército de máquinas que avanza imparable sobre la tierra, como en el póster de arriba, una amenaza real. Y Marcus Wright, ¿no se ha dado cuenta de que en una semana no ha comido ni ido al baño? Algo raro notará, ¿no?
¿Por qué Marcus no se extraña cuando John le dice que mataron a su padre Kyle Reese, si lo acaba de conocer con 17 años? Preguntas, preguntas...
Publicar un comentario