¡Y aquí vamos con la segunda parte de nuestro especial, PulpoManíacos! Si los anteriores invasores que vimos eran uno de los paradigmas del género, los que los siguen no pueden analizarse con una autopsia, si no más bien bajo un microscopio…
Especial Invasión Alienígena 2: La Invasión de los Ladrones de Cuerpos
El planeta origen
Por todos es bien sabido que la década de los 50 fue un caldo de cultivo perfecto para el género de serie B y en concreto para las películas de alienígenas. ¿Por qué? Pues el momento histórico lo explica todo, ya que a la II Guerra Mundial la sucede un periodo de paranoia y proteccionismo propiciado por otra guerra que poco tenía que ver con lo que había estado pasando antes. La Guerra Fría no tenía fotos o acontecimientos violentos que mostrar a los ciudadanos; y los gastos militares en los bloques existentes se redujeron para trabajar en experimentación atómica. Debido a esto, en ese momento no había nada más terrorífico que el comunismo para los occidentales en general y los EE.UU. en particular, ya que el temor a un Apocalipsis nuclear que superase al horror de Hiroshima y Nagasaki podría hacerse realidad.
Inspirado por cómo experimentaban el miedo los norteamericanos y la grandísima influencia de la caza de brujas de McCarthy, el escritor Jack Finney comenzó una serie de historias que serían publicadas en la revista Colliers a mediados de los cincuenta. Poco más tarde, los estudios de Hollywood mostrarían interés por la fuerza y mensaje de sus relatos.
Documentos fílmicos
Aunque la historia original diera lugar a una adaptación dirigida por Don Siegel en 1956, se han realizado montones de remakes a lo largo del tiempo, algunos basados más directamente en la primera película, y otros haciendo una adaptación más libre, como podría ser la famosa serie televisiva V.
Pero el que permanece como clásico entre los clásicos es precisamente el film de Siegel, que a su pesar, quiso poner un título más sutil a su película, Sleep no More, ya que él siempre tuvo en la cabeza que se trataba de un film serio. Aún así, los estudios preferían un nombre que estuviera más en consonancia con el espíritu pulp de la historia, por lo que finalmente llegó a las pantallas con el que conocimos hoy en día: Invasión of the Body Snatchers. La película sigue siendo hoy en día un buen ejemplo del cine de terror y ciencia-ficción más inquietante y que sin duda deja su huella en el espectador a pesar del paso del tiempo que tanto suele pesar en los títulos de esta época.
La historia nos cuenta como un médico de provincias, Miles Bennell, vuelve a su pueblo donde los pacientes parecen tener un curioso problema con sus parientes: aunque son iguales que sus seres queridos, se comportan de una manera totalmente diferente a lo acostumbrado. Pero al tiempo los mismos pacientes llegan con una falta total de emociones para anunciar que todo ha vuelto a la normalidad. Poco a poco, el pueblo va haciéndose más tétrico y las personas que viven en él van de un lugar a otro como si fueran maniquíes andantes. Más tarde, Bennell descubre gracias a un amigo un extraño cadáver proveniente de una vaina que no tiene rasgos definidos, y que estos cuerpos provenientes del espacio estaban sustituyendo a toda la población, por lo que llega a una aterradora conclusión: ya no se puede confiar en nadie, tu familia y tus amigos también han sido reemplazados, ¡y tú podrías ser el próximo!
El 78 y el 93 también darían lugar a sendas reescrituras de la historia, dirigidas por Philip Kaufman (que contó con la destacable actuación de Donald Sutherland) y Abel Ferrara, y que no diferían demasiado de la película original. De hecho, el sentido de la trama seguía siendo muy parecido, aunque la Guerra Fría quedó atrás hacía ya tiempo, y el concepto era poco menos que anacrónico. De todas formas, ambos remakes contaban también con los elementos que hacían escalofriante a su antecesora, y mejoraban lo establecido con un apartado visual más trabajado, tanto en el área de la edición como de los efectos especiales.
Recientemente, sería el productor Joel Silver quien estaría interesado en traer de vuelta el concepto de las esporas invasoras, sólo que con un enfoque más propio del siglo XXI y de los acontecimientos que formaban parte de la actualidad. Para ello, contrató al director germano Oliver Hirschbiegel, famoso por su película El Experimento, y más tarde, a los hermanos Wachowski para hacer algunos arreglos. En este caso, el personaje protagonista sería interpretado por una mujer, la acertada Nicole Kidman, que tendría no sólo que ayudar a exterminar la invasión, si no también salvar a su propio hijo. El mensaje de la película también fue transformado para encajar con lo que Silver esperaba de esta nueva versión, por lo que se eliminó por completo la temática mcartista. En su lugar, se optó por incluir una reflexión filosófica (producto del 11-S) en la que se describía que el hombre no puede ser humano sin conflictos bélicos, por lo que la paz mundial sólo sería posible en un mundo utópico donde los sentimientos no importaran.
Anatomía del invasor
De todas las películas del estilo que se han hecho, estos son claramente los alienígenas más curiosos de todos. Los invasores no tienen una forma externa fácilmente reconocible, y por lo tanto son más difíciles de detectar, de forma que se convierten en algo mucho más terrorífico que cualquier otro monstruo: nosotros mismos.
Todas las versiones que se han realizado tienen en común que nuestros cuerpos sucumben a los microorganismos extraterrestres al caer dormidos, en particular en la fase de sueño REM como indican más científicamente en la versión de 2007. El resultado es una carcasa viviente de humano, un supuesto organismo sin sentimientos cuya única meta es seguir convirtiendo a las personas que quedan sin infectar.
Un elemento particular que aparece en todas las películas, exceptuando la última adaptación, es la vaina de la que salen las réplicas. Éstas están llenas de cuerpos sin ningún tipo de facciones o detalles, para que una vez se abduzca al sujeto modelo, se puedan trasladar sus elementos de identidad para así sustituirlo. En la película de Oliver Hirschbiegel, las personas no son exactamente reemplazadas, si no que son “convertidas” por el efecto de las esporas en el organismo, como un simbionte que toma control del cuerpo, aunque los recuerdos y la mente del huésped quedan inalterados. Sólo hay una manera de convencer a aquellos individuos que han sido convertidos de que una persona sana también lo es, y es engañándolos sin mostrar ningún tipo de sentimiento.
Otro elemento curioso a analizar es el hecho de que en las primeras versiones, los alienígenas proceden de Marte, el planeta rojo, con todo lo que ello implica en cuanto a asociaciones con los comunistas.
El final de la amenaza
Realmente, en las películas que han precedido a la última versión, incluida la original, nunca se da por hecho que se haya acabado con la amenaza extraterrestre. Parece que son una fuerza irrefrenable que cada vez más va aumentando sus filas, por lo que sólo queda resignarse y unirse a ellos.
Pero el guión del film de 2007 revelaba que efectivamente se podía encontrar a una vacuna que expulsara al parásito de nuestro organismo, y era gracias a la inmunidad que ciertos individuos obtuvieron debido a una cefalea intensa que dañó partes del cerebro a la que los microscópicos invasores se aferraban para obtener el control. Una vez se consigue exterminar a los alienígenas de nuestro planeta, aquellos que han sido infectados se curan también perdiendo la memoria de lo ocurrido mientras eran controlados, por lo que la repentina paz y tranquilidad que habían conseguido lograr los alienígenas se convierte en poco más que un sueño cuando los humanos vuelven de nuevo a sus andadas. ¿Quiénes eran los villanos entonces?
Documentos fílmicos
Aunque la historia original diera lugar a una adaptación dirigida por Don Siegel en 1956, se han realizado montones de remakes a lo largo del tiempo, algunos basados más directamente en la primera película, y otros haciendo una adaptación más libre, como podría ser la famosa serie televisiva V.
Pero el que permanece como clásico entre los clásicos es precisamente el film de Siegel, que a su pesar, quiso poner un título más sutil a su película, Sleep no More, ya que él siempre tuvo en la cabeza que se trataba de un film serio. Aún así, los estudios preferían un nombre que estuviera más en consonancia con el espíritu pulp de la historia, por lo que finalmente llegó a las pantallas con el que conocimos hoy en día: Invasión of the Body Snatchers. La película sigue siendo hoy en día un buen ejemplo del cine de terror y ciencia-ficción más inquietante y que sin duda deja su huella en el espectador a pesar del paso del tiempo que tanto suele pesar en los títulos de esta época.
La historia nos cuenta como un médico de provincias, Miles Bennell, vuelve a su pueblo donde los pacientes parecen tener un curioso problema con sus parientes: aunque son iguales que sus seres queridos, se comportan de una manera totalmente diferente a lo acostumbrado. Pero al tiempo los mismos pacientes llegan con una falta total de emociones para anunciar que todo ha vuelto a la normalidad. Poco a poco, el pueblo va haciéndose más tétrico y las personas que viven en él van de un lugar a otro como si fueran maniquíes andantes. Más tarde, Bennell descubre gracias a un amigo un extraño cadáver proveniente de una vaina que no tiene rasgos definidos, y que estos cuerpos provenientes del espacio estaban sustituyendo a toda la población, por lo que llega a una aterradora conclusión: ya no se puede confiar en nadie, tu familia y tus amigos también han sido reemplazados, ¡y tú podrías ser el próximo!
El 78 y el 93 también darían lugar a sendas reescrituras de la historia, dirigidas por Philip Kaufman (que contó con la destacable actuación de Donald Sutherland) y Abel Ferrara, y que no diferían demasiado de la película original. De hecho, el sentido de la trama seguía siendo muy parecido, aunque la Guerra Fría quedó atrás hacía ya tiempo, y el concepto era poco menos que anacrónico. De todas formas, ambos remakes contaban también con los elementos que hacían escalofriante a su antecesora, y mejoraban lo establecido con un apartado visual más trabajado, tanto en el área de la edición como de los efectos especiales.
Recientemente, sería el productor Joel Silver quien estaría interesado en traer de vuelta el concepto de las esporas invasoras, sólo que con un enfoque más propio del siglo XXI y de los acontecimientos que formaban parte de la actualidad. Para ello, contrató al director germano Oliver Hirschbiegel, famoso por su película El Experimento, y más tarde, a los hermanos Wachowski para hacer algunos arreglos. En este caso, el personaje protagonista sería interpretado por una mujer, la acertada Nicole Kidman, que tendría no sólo que ayudar a exterminar la invasión, si no también salvar a su propio hijo. El mensaje de la película también fue transformado para encajar con lo que Silver esperaba de esta nueva versión, por lo que se eliminó por completo la temática mcartista. En su lugar, se optó por incluir una reflexión filosófica (producto del 11-S) en la que se describía que el hombre no puede ser humano sin conflictos bélicos, por lo que la paz mundial sólo sería posible en un mundo utópico donde los sentimientos no importaran.
Anatomía del invasor
De todas las películas del estilo que se han hecho, estos son claramente los alienígenas más curiosos de todos. Los invasores no tienen una forma externa fácilmente reconocible, y por lo tanto son más difíciles de detectar, de forma que se convierten en algo mucho más terrorífico que cualquier otro monstruo: nosotros mismos.
Todas las versiones que se han realizado tienen en común que nuestros cuerpos sucumben a los microorganismos extraterrestres al caer dormidos, en particular en la fase de sueño REM como indican más científicamente en la versión de 2007. El resultado es una carcasa viviente de humano, un supuesto organismo sin sentimientos cuya única meta es seguir convirtiendo a las personas que quedan sin infectar.
Un elemento particular que aparece en todas las películas, exceptuando la última adaptación, es la vaina de la que salen las réplicas. Éstas están llenas de cuerpos sin ningún tipo de facciones o detalles, para que una vez se abduzca al sujeto modelo, se puedan trasladar sus elementos de identidad para así sustituirlo. En la película de Oliver Hirschbiegel, las personas no son exactamente reemplazadas, si no que son “convertidas” por el efecto de las esporas en el organismo, como un simbionte que toma control del cuerpo, aunque los recuerdos y la mente del huésped quedan inalterados. Sólo hay una manera de convencer a aquellos individuos que han sido convertidos de que una persona sana también lo es, y es engañándolos sin mostrar ningún tipo de sentimiento.
Otro elemento curioso a analizar es el hecho de que en las primeras versiones, los alienígenas proceden de Marte, el planeta rojo, con todo lo que ello implica en cuanto a asociaciones con los comunistas.
El final de la amenaza
Realmente, en las películas que han precedido a la última versión, incluida la original, nunca se da por hecho que se haya acabado con la amenaza extraterrestre. Parece que son una fuerza irrefrenable que cada vez más va aumentando sus filas, por lo que sólo queda resignarse y unirse a ellos.
Pero el guión del film de 2007 revelaba que efectivamente se podía encontrar a una vacuna que expulsara al parásito de nuestro organismo, y era gracias a la inmunidad que ciertos individuos obtuvieron debido a una cefalea intensa que dañó partes del cerebro a la que los microscópicos invasores se aferraban para obtener el control. Una vez se consigue exterminar a los alienígenas de nuestro planeta, aquellos que han sido infectados se curan también perdiendo la memoria de lo ocurrido mientras eran controlados, por lo que la repentina paz y tranquilidad que habían conseguido lograr los alienígenas se convierte en poco más que un sueño cuando los humanos vuelven de nuevo a sus andadas. ¿Quiénes eran los villanos entonces?
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